_
_
_
_
CULTURA
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Siempre nos quedará París

Por una de esas casualidades perversas de la vida, han coincidido el mismo día los nombramientos de Inés Argüelles como directora gerente del teatro Real de Madrid y Gérard Mortier como director delegado de la Ópera de París a partir de 2002, un paso previo para ocupar la dirección general a finales de verano de 2004, una vez que concluya el actual mandato de Hughes Gall y la propia dirección de Mortier en la Trienal del Ruhr en Alemania. La designación de Argüelles ha sido una sorpresa; la de Mortier era más o menos previsible.

La nueva situación del Real plantea más de un interrogante. Con García Navarro y Cambreleng se ha cubierto una etapa llena de vaivenes y con una nefasta falta de comunicación entre sus cabezas rectoras. Sin embargo, los frutos más esperanzadores de política artística aplicada a la ópera estaban floreciendo estos últimos meses. La presencia de Graham Vick y Carlos Álvarez en Rigoletto, o la de López Cobos y Flotats en la ahora en cartel Così fan tutte son, al margen de los resultados artísticos, apuestas de peso: uno de los directores de escena más internacionalmente influyentes, un barítono español en la cresta de la ola que asume por primera vez un simbólico papel erizado de dificultades, un director musical añorado en su país en el terreno lírico después de una década al frente de la Deutsche Oper de Berlín, un director de escena catalán de talento indiscutible que da sus primeros pasos en el teatro lírico. En una apasionante mesa redonda en el Círculo de Bellas Artes, Cambreleng mostraba con una sinceridad elogiable las dificultades de programar ópera en un lugar como Madrid. Al ex director general del Real se le podrán reprochar otras cuestiones, pero en ningún caso su amplio conocimiento del universo lírico y, a pesar de su conservadurismo, sus intentos tímidos de una apertura dentro del terreno escénico. La idea de contar con Flotats, por ejemplo, fue suya. García Navarro se enteró de esa decisión por los periódicos, mientras él estaba invitando paralelamente a Wernicke. Uno de los graves problemas del Real durante estos años es que ni Cambreleng ni García Navarro han dado, salvo en situaciones aisladas (el extraordinario Parsifal del maestro valenciano, pongamos por caso), la medida de sus posibilidades reales, atenazados como estaban por una rivalidad inútil y por una delimitación de competencias confusa. Así se perdieron en absurdas polémicas, con lo que algunas cuestiones fundamentales del teatro se aparcaban en el baúl del olvido. Los políticos, mientras tanto, dormían la siesta.

Que Emilio Sagi e Inés Argüelles formen esa pareja ideal para solucionar los problemas pendientes es harina de otro costal (lo del director musical añade otro elemento más de complicación, pues no es tan seguro que López Cobos acepte esa responsabilidad), pero, en cualquier caso y para no incidir en viejos errores, habría que delimitar en profundidad cuáles son las competencias de cada uno. Si la nueva directora gerente va a ser una simple administradora de recursos o, por el contrario, va a tener un papel en la definición de la filosofía del teatro, en su vinculación con la sociedad, en su proyección internacional y hasta en su imagen hacia el exterior. En cuanto a Sagi queda la razonable duda sobre si su cometido se va a limitar a la programación o si va a tener unas perspectivas más ambiciosas. El Ministerio de Cultura debería explicar todos estos detalles y muchos otros, en vez de frivolizar con un sorprendente triunfalismo, antes de que los nubarrones amenazadores que pesan sobre la clientela lírica en este momento se conviertan en tormenta.

Contrasta toda esta ligereza, al menos aparente, en la toma de decisiones con la política cultural a largo plazo que la ministra de Cultura de Francia, Catherine Tasca, ha formulado para la designación del director de la Ópera de París en la persona de Gérard Mortier, con casi tres años de anticipación en el mando en plaza y una inmediata responsabilidad en el diseño de ideas. Evidentemente, en el país vecino sí tienen las cosas claras respecto a la política lírica y sus implicaciones ciudadanas. Respecto a Mortier, casi parece un chiste recordar ahora que cuando se le preguntaba en los últimos años adónde desearía ir después de Salzburgo contestaba sin vacilaciones que a París o Madrid. De los contactos que mantuvo con los responsables políticos españoles de entonces para una posible vinculación con el Real (Lissner aún no había aparecido en escena) más vale que corramos un tupido velo. Al menos, siempre nos quedará París.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_