La oposición mantiene su intención de bloquear de nuevo el presupuesto vasco

El Parlamento vasco afronta hoy un nuevo pleno abocado al bloqueo del debate sobre las enmiendas a la totalidad de los presupuestos de 2002. Ni el PP, ni el PSE-PSOE, ni Batasuna dieron muestras ayer de reconsiderar su postura del viernes pasado de no acudir a la sesión para evitar su constitución, en protesta por una interpretación del Reglamento efectuada por el presidente de la Cámara, Juan María Atutxa, que permitiría al Gobierno de Juan José Ibarretxe sacar adelante sus cuentas. Populares y socialistas siguen instando a Atutxa a rectificar, mientras que Batasuna reiteró al PNV su oferta de negociar un acuerdo.

Todo indica que el bloqueo de la discusión presupuestaria en la Cámara no se resolverá hoy. Aunque sólo el PP confirmó expresamente que mantendrá su postura del viernes, mientras socialistas y Batasuna dijeron que esperarán a esta misma mañana para tomar una decisión, parece difícil un cambio de postura en ninguno de ellos.

Los grupos que apoyan al Gobierno de Ibarretxe (PNV, EA e IU) y el propio Ejecutivo acuden al pleno en una situación de relativa comodidad: piensan que el plante de la oposición constitucionalista, unida en su postura a Batasuna, crea más problemas a PP y PSE que a Atutxa y al Gabinete, que se encontraban cuestionados hasta el viernes. Los tres grupos calificaron en un nota conjunta el plante de 'acción consciente de boicot y deterioro institucional'.

Ni la oposición ni Atutxa dieron ayer muestra alguna de reconsiderar sus posiciones, pese a los emplazamientos cruzados. El presidente del Legislativo se negó a la petición de populares y socialistas de convocar una reunión de la Junta de Portavoces para antes del pleno de esta mañana. La Junta se reunirá finalmente por la tarde.

Para entonces, la oposición habrá tenido de nuevo que retratarse, si se niega en bloque a entrar en el salón de sesiones. El portavoz parlamentario socialista, Rodoldo Ares, dijo buscar, con esa reunión antes del pleno, 'soluciones' a lo que considera una 'grave crisis política e institucional', creada a su entender por Atutxa, al decidir someter a votación por separado las tres peticiones de devolución de las cuentas públicas.

La oposición contaba con una votación conjunta sobre la aceptación o devolución del proyecto de presupuesto que garantizaba su rechazo. Con ello habría infligido una importante derrota al lehendakari. Su reacción al ver defraudada esta exprectativa fue el plante del viernes.

Son los socialistas los que se encuentran en una situación más incómoda por este coyuntural frente con el PP y Batasuna y ayer se esforzaban en mostrar su disposición a dialogar tanto con Atutxa como con Ibarretxe, a quienes consideran 'máximos responsables' de la crisis. Los tres grupos del Gobierno respondieron que las vías de diálogo político con el PSE 'siguen abiertas' y que la oferta de Batasuna ni siquiera la contemplan por su posición ante la violencia. El PP ha reclamado a los servicios de la Cámara la transcripción del pleno del viernes en busca de 'infracciones legales' de Atutxa.

El Reglamento de la Cámara vasca fija en su artículo 46 el quórum necesario para celebrar el pleno en la mitad más uno de los diputados (38 sobre 75). Pero un dictamen jurídico de 1983 permite un quórum reducido de un tercio de parlamentarios (25).

Fue la solución de la Cámara tras no poder celebrarse una sesión el 4 de marzo de 1983. El Parlamento contaba entonces con 60 diputados (25 del PNV, 11 de HB, 8 del PSE, 7 de EE, 4 del CDS y 5 del Grupo Mixto). La inasistencia permanente de HB permitió al PNV gobernar en solitario toda la legislatura. Pero el quórum para constituir el pleno era la mitad más uno de los electos (31) y ese día no se alcanzó. El dictamen acudió a la normativa del Congreso y estableció el quórum para una segunda convocatoria en un tercio de la Cámara.

Atutxa dijo ayer que 'no descarta nada' para lograr la constitución del pleno, pero precisó que hoy no apelará a ese precedente y no desea tener que hacerlo. Fuentes cercanas a Atutxa señalaron que PSE y PP deberían tomar este hecho como 'un gesto' para facilitarles reconsiderar su postura.