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Reportaje:

Solidarios ausentes

Trasplantados y familiares de donantes homenajean a los que dieron órganos para salvar vidas

No estaban, pero fueron los homenajeados. Desde ayer una escultura de más de tres metros colocada en una plaza malagueña rinde tributo a los donantes de órganos, solidarios ausentes cuya generosidad ha salvado miles de vidas.

María Victoria Villa no podía enjugar las lágrimas ante el monumento. En cierto modo, era un reconocimiento a su hijo José Manuel González, que falleció con apenas 20 años en un accidente de tráfico. Entre sollozos aclaró: 'La pena es por su pérdida, pero no porque me arrepienta de haber donado sus órganos, al contrario, lo veo muy bien y se merecía este homenaje'.

Quién sabe si alguno de los trasplantados que acudieron al acto debe la vida a José Manuel y a la difícil decisión que hace seis años tuvo que tomar su madre. La legislación exige el anonimato. Ni los familiares de los donantes pueden conocer a los receptores de los órganos, ni a la inversa. Pero ayer, unos y otros se confundieron en una ceremonia que tuvo dos caras. Una triste, por los que no están, y otra de esperanza, porque los trasplantados eran la prueba tangible de que la donación no cae en saco roto.

Al pie de aquel hombre de metal al que le falta el corazón como símbolo de que lo ha entregado, los receptores de los órganos -saludables, felices y agradecidos- desgranaban historias conmovedoras. Todos coincidían en su mayor deseo: conocer a los familiares de los donantes para darle las gracias. Imposiciones normativas impidieron que el agradecimiento fuera cara a cara, pero el duelo de las familias parecía mitigarse con ese agradecimiento genérico.

A Eva Carabias le temblaban las manos, pero los nervios no le impidieron dejar claro su mensaje: 'Vale la pena donar porque a quien lo recibe le renueva la vida'. Lo sabe con creces. Hace tres años y con apenas 22 de edad tuvo que engancharse 12 horas por semana a una máquina de diálisis para sobrevivir. Gracias al riñón que recibió, hoy es una chica feliz.

Casi al lado de Eva, una mujer se secaba discretamente las lágrimas. Su hijo entró en diálisis con 20 años. Siete años dependió de la máquina porque el primer trasplante no prosperó. El segundo fue un éxito. 'Ahora trabaja como administrativo, se ha casado y juega al fútbol', relataba su madre, Rosario Cintado, mientras las autoridades ponían flores al pie del monumento. Rosario ha conocido los dos lados de la donación. Agradecida como estaba porque el sí de alguien salvó a su hijo, no dudó en donar cuando su marido falleció de un derrame cerebral.

Los familiares de los donantes se reconfortaban ayer recordando las cartas que en su día recibieron en las que los médicos le informaban que el trasplante había sido un éxito. Un detalle que agradecen porque así saben que en parte su ser querido sobrevive y que un puñado de profesionales supo convertir su muerte en nueva vida.

Negativas en retroceso

Hace diez años, cuando los médicos pedían a las familias que donaran los órganos de un ser querido obtenían una respuesta negativa y otra afirmativa. La labor de sensibilización y el éxito del programa autonómico de trasplantes ha conseguido poner la negativa familiar en franco retroceso. Desde entonces, ha caído del 50% al 25%. Según las estimaciones, el presente año se cerrará con un rechazo a la donación de entre el 20% y el 25%. Y el reto es seguir bajando ese porcentaje, según explica el coordinador regional del programa, Manuel Alonso. 'Mientras más se trasplanta, más se conciencia a favor de la donación', manifestó ayer Alonso durante el acto de homenaje a los donantes. Los datos del Servicio Andaluz de Salud reflejan que entre el 7% y el 15% de los pacientes que esperan un trasplante cardíaco o hepático fallece en lista de espera. La cifra puede sonar alta, pero es varias veces inferior a la que se registra, por ejemplo, en Estados Unidos, donde el nivel de mortalidad en lista de espera ronda el 40%. Alonso abundó: 'En España la posibilidad de un trasplante es del doble'. No en vano la sanidad pública española es la primera en donaciones y trasplantes del mundo en proporción a su población. Según la proyección para este año, el 2001 se cerrará con un incremento de las donaciones del 25%, un porcentaje que situaría a Andalucía por encima de la media española. Esta estimación llena de optimismo a Alonso que resalta que mientras otros países están estancados, 'nosotros seguimos subiendo'. Conforme a los datos del SAS, el año pasado se realizaron 491 trasplantes y desde enero a noviembre de 2001 ya se habían hecho 544. El crecimiento más alto (37%) se registra en las intervenciones de hígado, que se estima que llegarán a fin de año a las 168, frente a las 123 practicadas en 2000. En total, en lo que va de año se han registrado 230 donantes. Miguel Ángel de Frutos, coordinador del sector Málaga, se encargó de recordar que sin ellos, esta intensa actividad quirúrgica no hubiera sido posible. Y después, para que cale, insistió por enésima vez en un mensaje: 'La donación es lo lógico al final de una vida'

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