Irak se niega a permitir una inspección de armas pese a las nuevas amenazas de Bush
EE UU ataca las defensas iraquíes mientras crece el temor a una nueva fase en la guerra
El ataque lanzado ayer por aviones estadounidenses contra sistemas de defensa antiaérea de Irak no se sale de lo común cada cierto tiempo; sin embargo, la acción se ha producido cuando ni siquiera se habían cumplido 24 horas desde que el presidente de EE UU, George W. Bush, advirtiera de que Sadam Husein puede ser su próximo objetivo antiterrorista después de Afganistán. Irak ha rechazado la exigencia estadounidense de permitir el regreso de los inspectores de armas; la ONU estudia la renovación de las sanciones contra Irak, que caducan pasado mañana.
Los aviones de EE UU atacaron posiciones iraquíes en la zona de exclusión aérea dibujada por Washington y Londres tras la guerra del Golfo. Según el Pentágono, el ataque responde a 'amenazas constantes' hacia los aviones estadounidenses y británicos que patrullan la zona y que, a menudo, se ven 'apuntados' por los radares de la defensa antiaérea de Irak. Es el primer ataque contra Irak en más de mes y medio, aunque lo más significativo es que llega inmediatamente después de que Bush renovara sus amenazas contra Saddam Hussein. 'Tiene que permitir el regreso de los inspectores para demostrarnos que no está construyendo armas de destrucción masiva', dijo Bush en la Casa Blanca. Cuando los periodistas le preguntaron: 'Y si no, ¿qué?' Bush respondió: 'Ya lo verá'.
'Pretensión arrogante'
En una entrevista en la revista Newsweek, Bush se refirió al presidente iraquí como 'una persona malvada. Creo que tiene armas de destrucción masiva', y lo dio por avisado en la exigencia de permitir el regreso de los inspectores. Irak respondió ayer: 'Cualquiera que crea que Irak va a aceptar esta pretensión unilateral y arrogante, está equivocado', dijo un portavoz del Gobierno con un lenguaje calcado al que Irak empleaba hace más de 10 años. 'Irak es capaz de defenderse y de defender sus derechos, y no cederá ante amenazas. Sólo ante justicia y derechos'. Bagdad pidió el levantamiento del embargo de la ONU y la eliminación de las zonas de exclusión aérea antes de empezar a negociar el regreso de los inspectores de armas.
Su embajador ante la ONU, Mohammed Aldouri, insiste además en que 'no hay nada que inspeccionar' porque no poseen armas de destrucción masiva. La ONU debate a ritmo frenético la renovación de las sanciones contra Irak, que vencen este viernes. EE UU quiere una moratoria de cuatro meses para implantar después lo que denominan 'sanciones inteligentes'. Según el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, las sanciones actuales 'son como un queso Gruyère. Hace falta asegurarse de que Irak no importa productos que pueda utilizar en la fabricación de armas'. En todo caso, la renovación o la modificación de las sanciones poco tienen que ver con las exigencias de Irak: depende sólo de las negociaciones que mantienen Rusia y EE UU. La mayoría de los miembros del Consejo de Seguridad parecen de acuerdo en redactar una nueva lista de bienes prohibidos, bienes permitidos y bienes de 'doble uso'. Rusia muestra reticencias a esta propuesta porque sus vínculos comerciales con Irak inclinan a Moscú a ser más condescendiente con el Gobierno de Sadam Hussein tras una década de embargo. Aparentemente, Bush ha encontrado en Irak el sucesor natural de Afganistán en su campaña antiterrorista. Pero fuentes de la Casa Blanca aseguran que las amenazas del presidente no son un avance de futuros acontecimientos. Al contrario: afirman que otros países, como Yemen o Somalia, tienen más posibilidades de recibir la atención militar de EE UU que Irak.
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