La ley vacía los bares de universitarios
Noche sin copas en Santiago para protestar contra la reforma educativa
Ya no queda la menor duda: la protesta va en serio. Los estudiantes de Santiago habían prodigado sus demostraciones de fuerza en las protestas contra la Ley Orgánica de Universidades (LOU), entre ellas, una manifestación de 25.000 personas en una ciudad con 33.000 alumnos. Pero la noche del jueves se midieron a su gran desafío. Esta vez no se trataba de suspender las clases ni de agitar cacerolas por las calles. Ahora se pedía a los estudiantes que renunciasen a su más querido ritual, la noche del jueves, la gran farra antes de regresar a la casa paterna el fin de semana. El éxito fue total: los pubs trabajaron a medio gas y se quedaron sin la principal caja de la semana.
Suso se levanta a las 6.30 de la mañana para abrir su café y poner los primeros desayunos. Cada madrugada de viernes pasa directamente de la frescura de la ducha a los vapores alcohólicos y la algarabía de los cientos de jóvenes que aún siguen la fiesta. Ayer se topó con un plácido paisaje, 'como si el curso universitario no hubiese empezado', dice.
'Hemos estado en familia, faltaba el 80% de la clientela habitual', señala el dueño del Rock Club
'Hemos estado en familia, faltaba el 80% de la clientela habitual', corrobora Ángel Saco, propietario del Rock Club, uno de los bares del Ensanche de Santiago que la noche de los jueves se convierte en un hormiguero intransitable. 'Sólo vinieron los que no son estudiantes o algunos que decían estar a favor de la ley', explica Saco, que luce en su caja registradora una pegatina contra la reforma educativa, aunque la protesta estudiantil le haya privado de unos buenos ingresos. 'Nosotros salvamos la semana con el jueves y el viernes, y si te falla un día, lo notas de verdad. Yo estoy con los estudiantes, pero no creo que tengamos que pagar nosotros su protesta. Preferiría que me pidiesen dinero para sus actividades'.
La calle de A Raíña, una sucesión de tascas a apenas unos metros de la catedral, soporta cada jueves una bulliciosa riada humana. Después de las diez de la noche, resulta un tormento hallar un hueco libre para tomarse un vino. Este jueves se podía elegir local sin el menor problema. 'Un día fatal, apenas si tuve tres mesas ocupadas', comenta Alfredo, propietario del bar La Cueva. Algunos establecimientos ya habían tenido que cerrar el lunes pasado, cuando los estudiantes convocaron, durante el día, la primera huelga de consumo, una medida que pretendía sensibilizar a la población sobre la importancia económica de los universitarios para la ciudad. El éxito de esa jornada fue lo que animó a los alumnos a llamar a la deserción de los bares en la noche del jueves, una medida impensable hasta hace poco.
Los bares de A Raíña ya habían notado este curso un descenso de la clientela porque los jóvenes se tiran cada vez más al litroneo. Y ésa fue la modalidad escogida para los que quisieron combinar el jueves juerga y agitación. En los ateridos jardines de la Herradura, en el centro de la ciudad, sonaron guitarras y gaitas y se elevaron llamas de queimadas. Los jóvenes, con las caras pintadas o cubiertos de sacos de plástico con lemas contra la LOU, se entretuvieron bebiendo, cantando y jugando. Hubo desde campeonatos de tute hasta un concurso de cadenas formadas con prendas de vestir que dejó a muchos en manga corta, todo un acto de valentía en una noche de ambiente polar.
Aunque los bares estuvieron vacíos, entrada la madrugada, grupos de jóvenes, todos con la inevitable pegatina en el pecho, recorrían las calles exhibiendo su alegría reivindicativa. De entre todas las consignas inventadas estos días, hay una que se ha convertido casi en una forma de saludo. Alguien grita de repente: '¿La culpa de quién es?'. Y, como un mecanismo automático, de todas partes llega la respuesta: 'De los que votan al PP'.
No opina lo mismo, desde luego, el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, quien se ha visto en la obligación de recordar a los estudiantes su sonado paso por el Ministerio del Interior en el primer Gobierno tras la muerte de Franco. De momento, Fraga ha tenido que cargarse de paciencia democrática para soportar actos como el que ayer al mediodía protagonizó otro grupo de jóvenes que, a pocos metros del despacho del presidente, inundó el registro de la Xunta de instancias protestando contra la LOU. El día anterior, Fraga había dicho que 'el 99% de los manifestantes no se ha leído la ley'. 'Pues en mi facultad estuvimos hasta las dos y media de la madrugada estudiando ese peñazo', le replicaba ayer una alumna de Ciencias de la Educación. En Vigo, para que no quedaran dudas, los estudiantes hicieron una lectura pública de la LOU.
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