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Una invasión de hongos obliga a cerrar el museo que Moneo proyectó en Estocolmo

Un informe critica al arquitecto por no haber tenido en cuenta las bajas temperaturas

El Museo de Arte Moderno de Estocolmo, obra del arquitecto español Rafael Moneo, cerrará sus puertas el próximo 13 de enero a causa de una imparable invasión de hongos que afecta al sistema de ventilación y a la estructura del edificio. La necesidad de acometer unas obras de reparación de 18 meses de duración en una construcción con menos de cinco años de antigüedad ha desatado una enorme polémica en Suecia, donde se critica a Moneo por no haber tenido en cuenta las especiales características climáticas del país.

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La aparición el pasado verano de grandes cantidades de hongos en las paredes del Moderna Museet de Estocolmo fue el inicio de una cadena de sorpresas, que ayer alcanzó su punto culminante con el anuncio del cierre temporal de la instalación tras el descubrimiento de la presencia de los hongos en el sistema de ventilación, algo que podría afectar a la salud de los trabajadores. Anteriormente ya se habían clausurado el Museo de Arquitectura y el restaurante Kantin Moneo, que se encuentran en el mismo edificio.

El cierre total del Moderna Museet se producirá coincidiendo con el fin de una exposición retrospectiva sobre la obra de Fernando Botero. A partir de entonces, está previsto distribuir la colección permanente entre distintos museos de Estocolmo, así como habilitar un centro de información provisional donde se realizarán pequeñas exposiciones hasta la reapertura, prevista para el verano de 2003.

El Moderna Museet fue inaugurado el 14 de febrero de 1998, año en que Estocolmo asumió la capitalidad cultural europea. Moneo recibió el encargo de su construcción en 1991, al ganar un concurso al que se presentaron 211 proyectos. El edificio, con una inversión de 9.000 millones de pesetas, situado en una pequeña isla del centro de la ciudad, despertó desde el principio opiniones encontradas. Pero a raíz del 'escándalo de los hongos', como denomina al asunto la prensa sueca, Moneo y las constructoras que participaron en el proyecto han comenzado a recibir duras críticas. A Moneo se le acusa de haber basado su diseño en cuestiones meramente estéticas, algo que choca con la tradición funcionalista que prima en la arquitectura nórdica. Y, sobre todo, de no haber tenido en cuenta las bajas temperaturas del invierno nórdico en la construcción del edificio.

Rafael Moneo declaró ayer en Madrid que 'el asunto es serio y triste, pero la responsabilidad civil es de los suecos'. 'El edificio se construyó con los procedimientos convencionales, tradicionales, con todo tipo de garantía y de acuerdo con las normas de los constructores suecos y de la agencia sueca que se ocupa de los edificios públicos'. El arquitecto añadió que hizo el proyecto pero no intervino 'en su definición constructiva'.

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