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La Generalitat elabora un plan para acabar con la importación de lechones

Los cerdos tendrán un sistema de identificación

El Departamento de Agricultura de la Generalitat elabora un plan de ordenación del sector porcino con el fin de reforzar los mecanismos de control sanitario de la cabaña y de orientar a los productores hacia un modelo que acabe con la dependencia de las importaciones de lechones. Con ello se lograría reducir el riesgo de contagio de epidemias, como la peste porcina clásica. El plan incluye un nuevo sistema de identificación de las reses.

La Generalitat informa de que el plan para el sector porcino podría ser aprobado el próximo año, en forma de decreto del Gobierno catalán o de proposición de ley del Parlament.

El sector del porcino está sometido a una presión permanente, sobre todo a raíz de las últimas crisis originadas por la aparición de dos brotes de peste porcina clásica (en los años 1997 y 2001), con consecuencias económicas y sociales de gran envergadura para los ganaderos, que se quedaron con las explotaciones vacías, y para las administraciones, que han tenido que pagar una elevada factura en concepto de indemnizaciones (21.600 millones de pesetas) por el sacrificio de miles de animales.

A raíz de las crisis ganaderas, especialmente la fiebre aftosa y la peste porcina clásica, el sector se ha cuestionado si el actual modelo es el más adecuado para evitar situaciones como las vividas.

El máximo responsable de la agricultura y la ganadería catalanas, el consejero Josep Grau, está empeñado en cambiar el modelo para no depender tanto de las importaciones de cerdos de otros países en los que periódicamente aparecen enfermedades de fácil transmisión. 'El sector no puede estar continuamente con el miedo en el cuerpo o esperando que alguien se la pegue. Es tan importante que la regulación no puede esperar más tiempo', afirma Grau.

El plan de ordenación del porcino, que en opinión de Grau requerirá un largo camino y mucho consenso entre los profesionales del sector, tendrá su principal puntal en un nuevo sistema de identificación individualizada de los cerdos, a los que se les implantará un chip debajo de la piel en el momento de nacer y lo llevarán hasta que lleguen al matadero para ser sacrificados. De esta manera, cada animal tendría asignado un número de identificación -una especie de carnet de identidad- que permitiría tenerlo controlado en todo momento. El mecanismo de identificación actual, basado en que todos los cerdos llevan el mismo número que los relaciona con la explotación de procedencia, no es fiable.

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La Generalitat ha dado un primer paso al encargar a la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) un sistema avanzado y perfecto que permitirá identificar y diferenciar la cabaña de porcino, de manera que se podrá controlar las importaciones y hacer un seguimiento de todos los transportes y movimientos realizados.

Perfeccionar mecanismos

Con ello se evitará la confusión que reina ahora en las explotaciones, donde resulta casi imposible determinar el origen de cada cerdo, lo cual resulta muy complicado desde el punto de vista sanitario. 'Corremos demasiado riesgo y el sector es tan importante que vale la pena perfeccionar los mecanismos de control', señala Grau. Sin embargo, la medida debería ser aprobada por la Unión Europea para el conjunto de estados miembros. El Ministerio de Agricultura está dispuesto a apoyar la propuesta de Grau en Bruselas.

El segundo aspecto del plan se refiere al modelo productivo. En la actualidad existen una serie de zonas en las que el Departamento de Medio Ambiente prohibirá en el futuro la construcción de nuevas granjas porque el subsuelo ya está saturado de nitratos a causa de los purines que generan las granjas, especialmente en las comarcas del Alt y el Baix Empordà, Pla de l'Estany, Osona, Pla d'Urgell, Segrià y Noguera. Se trata, pues, de invertir la tendencia y dar prioridad a la reconversión de granjas de engorde en granjas de madres reproductoras. Actualmente, la mitad de las 12.000 explotaciones de porcino declaradas en Cataluña están dedicadas al engorde de animales, aunque desde 1998 ha aumentado el censo de reproductoras, que alcanza la cifra de 600.000 cabezas.

Además del aspecto sanitario, otro problema que se pretende resolver con la ordenación del sector del porcino es la contaminación ambiental ocasionada por los vertidos incontrolados de purines. Cataluña es excedentaria en residuos orgánicos procedentes de las granjas de cerdos, ya que se genera más cantidad de la que pueden eliminarse en las plantas de tratamiento.

Su utilización abusiva como abono agrícola contamina los acuíferos de muchas comarcas catalanas, especialmente de las que tienen una mayor concentración de granjas de porcino. Por ejemplo, la cabaña porcina de Lleida, provincia en la que está radicado el 60% de las explotaciones, genera anualmente más de siete millones de metros cúbicos de residuos, de los cuales la superficie agrícola sólo puede absorber cinco. Estos residuos originan en Cataluña una contaminación equivalente a la de una población de 40 millones de personas.

El porcino tiene un gran peso específico en la economía catalana, pues representa el 48% de la producción ganadera y el 28,1% de la ganadera. Cataluña es una de las seis primeras regiones europeas productoras de cerdos, con el 5% de la producción total. La Generalitat contabiliza unas 12.000 explotaciones -4.700 en Lleida, 4.195 en Barcelona, 2.219 en Girona y 752 en Tarragona-, que son la principal fuente de ingresos de miles de familias.

Problema de purines

Cataluña, con un censo de seis millones de cerdos, de los cuales la mitad se crían en Lleida, importa cada año dos millones de animales de pocas semanas de vida, en su mayor parte de Holanda y Alemania, para su engorde en un régimen de integración controlado por las grandes empresas agroalimentarias. En esta fase es cuando los animales producen una mayor cantidad de deyecciones orgánicas, con lo que el país exportador traspasa el problema de la contaminación ambiental. 'Ello equivale a dos millones de posibilidades de importar un problema sanitario', indica Grau. En 1997 se demostró que el virus de la peste porcina clásica llegó a Cataluña desde Holanda y también está comprobado que el brote declarado el pasado mes de junio llegó a Cataluña a través de un supuesto transporte clandestino de animales enfermos. La reconversión que propone Agricultura supone incentivar el modelo de producción de ciclo cerrado y la ganadería independiente como un instrumento de producción más seguro desde el punto de vista sanitario y económico. Una de las medidas que propone Agricultura es dibujar una nueva localización de polígonos destinados a explotaciones de ciclo cerrado, donde estén concentrados los servicios y resuelto el problema de la eliminación de purines. Estas zonas deberían estar alejadas de los municipios donde ahora hay mayor concentración de granjas. 'Este plan no será fácil llevarlo a la práctica', explica Grau, 'porque puede ocurrir que algunas patronales no lo vean con buenos ojos, pero yo creo que el sector reaccionará de forma positiva'. El modelo de producción en Cataluña no tiene como objetivo vender animales en vivo, sino que tiene detrás una industria transformadora muy importante que factura alrededor de 2,5 billones de pesetas anuales, lo cual representa el 22% del total de España. 'Por ello no podemos retroceder en nuestras producciones, sino ordenarlas, como ya se está haciendo con el bovino o el ovino. Si el sistema es mejorable, mejorémoslo'.

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