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Repsol YPF teme la devaluación

Una hipotética depreciación del peso recortaría el 'cash flow' del grupo

Jesús Mota

La presencia de la compañía petroquímica Repsol en Argentina es más intensa si cabe que la de otras empresas españolas, como Telefónica o Endesa. Porque en el caso de Repsol se ha producido, al menos en teoría, una fusión con YPF, la sociedad petrolera argentina. Repsol asegura oficialmente que su riesgo en Argentina es limitado, porque, a grandes rasgos, sus ingresos se obtienen en dólares (petróleo), con lo cual no resultarían afectados por una devaluación hasta ahora hipotética, y los gastos en pesos.

Pero es una presunción demasiado general. La crisis argentina ha tenido efectos sobre Repsol YPF; y para comprobarlo basta con observar la trayectoria de la cotización en Bolsa. Hasta el mes de mayo, Repsol YPF era la petrolera europea con mayor revalorización bursátil; desde junio, su valor cae más que sus competidoras. Es una consecuencia evidente, aunque de difícil discriminación, del descenso del precio del crudo y de la crisis argentina.

El efecto del deterioro económico y social sobre las ventas de Repsol es más preocupante que la devaluación, pero resulta difícil de calcular

El efecto del petróleo está calculado grosso modo por la compañía. Se desprende de esos cálculos que una disminución de un dólar en el precio del barril tiene como consecuencia una pérdida de 125 millones de euros en los ingresos de la compañía. Todo en términos anuales, claro. Bien, es un descenso importante, pero afecta a todas las compañías productoras por igual, de manera que tiene escasos efectos discriminatorios en la posición relativa de Repsol YPF respecto a sus competidores.

La hipótesis de una devaluación no es neutral para las cuentas de la compañía. Porque a pesar de la imagen oficial, no todos los activos de la compañía están indiciados en dólares. Para ser exactos, están dolarizados algo más del 60% del total. Eso significa que existe un cierto grado o sensibilidad. En términos aproximados, una devaluación del peso de un 20% provocaría en Repsol un descenso del cash flow neto de unos 200 millones de euros (unos 33.000 millones de pesetas). Como referencia, el cash flow anual de la compañía supera los 3.100 millones de euros. Así que Repsol YPF también está preocupada por una hipotética devaluación.

Así que, si dividimos los impactos en aquellos que puede producir una posible devaluación, riesgo que todavía no está conjurado, ni mucho menos, en los que se derivan de una suspensión del pago del servicio de la deuda y en los efectos derivados de la mala situación crónica que arrastra la economía argentina, sólo parece fácil calcular los que se derivarían de la depreciación. Lo cual no significa que no existan. Las consecuencias de la deplorable situación de las rentas de los ciudadanos argentinos son las más graves para Repsol, pero difíciles de cuantificar.

Repsol YPF dice que cree en el Plan De la Rúa, pero en realidad sus directivos tienen muy serias dudas sobre las posibilidades reales de ejecutarlo. No sólo por los problemas para llegar a un acuerdo con los gobernadores, sino también porque pocos creen que el Gobierno y las provincias vayan a ajustar su gasto público.

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