La cumbre del clima de Marraquech planea cómo castigar el exceso de emisiones de gases
Las delegaciones pretenden concretar los acuerdos de Bonn sobre el Protocolo de Kioto
Con la esperada llegada esta semana de 95 altos dignatarios de todo el mundo, incluidos 75 ministros, la cumbre del clima de Marraquech pretende dejar zanjados el próximo viernes los reglamentos del Protocolo de Kioto de reducción de gases de efecto invernadero para que pueda ser ratificado y entre en vigor el año que viene. El régimen de cumplimiento de ese acuerdo internacional, o mejor dicho, las consecuencias que un país sufriría en caso de incumplimiento, polariza las tensiones en las negociaciones, que actualmente son sobre todo de índole técnica.
Las negociaciones transcurren en un ámbito técnico de traducción a textos legales coherentes del acuerdo político alcanzado hace tres meses en Bonn, que sacó al Protocolo del atolladero en que lo había metido el abandono del EE UU. El otro punto de tensión, las reclamaciones de Rusia respecto a la contabilización del manejo de sus bosques como sumideros de dióxido de carbono, se abordará a partir de hoy, con la incorporación a las negociaciones de los líderes de la delegación rusa. El tramo ministerial de esta cumbre se desarrollará desde pasado mañana hasta el viernes.
Con un notable cansancio de los participantes, pero sin sobresaltos importantes, se ha desarrollado la primera semana, el tramo técnico, de esta Séptima Conferencia de las Partes (COP, en sus siglas inglesas) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, bajo la presidencia del ministro marroquí de Medio Ambiente, Mohamed Elyazghi.
Unos 2.300 delegados de 180 países asistentes a esta cumbre pretenden desbrozar la maraña de documentos técnicos derivados del apresurado acuerdo político alcanzado el pasado mes de julio en Bonn. La celebración de la cumbre de Marraquech, tres meses después de aquella sesión extraordinaria, parece haber dejado exhaustos a los participantes, que intentan aclarar las incongruencias jurídicas y técnicas de las decisiones adoptadas en Bonn. Ayer, domingo, la conferencia se dio un día de respiro suspendiendo todos los trabajos en el Palacio de Congresos de Marraquech.
Los cuatro capítulos del acuerdo político de Bonn engloban la ayuda financiera a los países en vías de desarrollo, el reglamento de los mecanismos de flexibilidad (como el comercio de emisiones) del Protocolo, que servirán de ayuda para que los países cumplan sus reducciones de gases efecto invernadero convenidas; la utilización de los bosques, en tanto que absorben dióxido de carbono, y el régimen de cumplimiento del acuerdo internacional.
La delegación estadounidense mantiene en Marraquesh una posición discreta, cumpliendo su compromiso de no impedir las negociaciones tras su renuncia al Protocolo de Kioto, pero manteniéndose en ellas como miembro de la Convención. Japón, que tuvo en vilo a todos en Bonn por el temor a que siguiera los pasos de Washington y que fue clave del éxito entonces, ha reiterado su disposición a ratificar el Protocolo. De Rusia se esperan reclamaciones sobre la contabilización de sus bosques.
'Las decisiones importantes se tomaron en Bonn, pero ahora, una vez resuelto el principal problema, aparecen 200 pequeños problemas', ha señalado el responsable de la delegación técnica española, Javier Rubio. Las llamadas 'incongruencias' del acuerdo son importantes y cada parte pretende aprovecharlas para inclinar la balanza a su favor. El Protocolo de Kioto está en una fase en la que hay que dejar bien clara la letra pequeña de este contrato internacional y que su cumplimiento tiene fuertes repercusiones económicas y sociales para todos los países que se comprometan a cumplirlo.
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