Mantener firme el vuelo
Gamesa ha pasado en dos meses de ser un lugar de trabajo deseado a convertirse en reflejo de la crisis aeronáutica mundial
'Esto es Euskadi y no Estados Unidos. Hay que respetar las leyes. Todos estamos dispuestos a dejar pelos en la gatera'. Gamesa Producciones Aeronáutica (GPA), englobada en la división de aviación del grupo, vivió el pasado martes su primera huelga y los trabajadores no están dispuestos a perder la batalla por sus empleos. Ese día el consorcio vasco perdió su virginidad y se convirtió en una empresa más.
Los atentados del pasado 11 de septiembre contra el World Trade Center de Nueva York y el Pentágono de Washington impactaron directamente en las alas de Gamesa. La primera consecuencia fue el anuncio por parte de la dirección, el pasado 10 de octubre, de rescindir 500 contratos en la división aeronáutica. El primer expediente de regulación de empleo, que afecta a 183 trabajadores, llegó en la planta de GPA en el Parque Tecnológico de Miñano.
El expediente presentado ante el Gobierno vasco recoge la salida de la firma de 151 especialistas y personal no cualificado, nueve subalternos, 10 administrativos y 13 técnicos. La media de edad en la empresa ronda los 26 años y nadie de su personal pensaba, mientras disfrutaba de sus vacaciones el pasado verano, que iba a peligrar su puesto de trabajo en una de la firmas estrella de Álava, junto a Mercedes o Michelín.
Aún no hay nombres, pero sí muchos nervios. El grupo aero- náutico anunció el pasado miércoles que estaba reconsiderando presentar expedientes de regulación de empleo en las otras empresas de la casa y muchos trabajadores del grupo pudieron respirar tranquilos. Sin embargo, en GPA no hay novedad. En la última reunión del comité con la dirección, el pasado miércoles por la tarde, los sindicatos advirtieron que sólo habrá una negociación si se retira el expediente en curso. En caso contrario, se mantendrá la huelga indefinida prevista para los martes y los jueves. La empresa prometió una respuesta para mañana. 'Sabemos que hay una crisis y creemos que es coyuntural. Estamos dispuestos a hacer sacrificios y a realizar suspensiones temporales de turnos, pero no a que se destruyan empleos', señala Paco Puelles, de UGT, no sin acordarse de la familia de Osama Bin Laden, el instigador de los atentados de EE UU.
Los sindicatos actúan como una piña. En GPA están presentes ELA, LAB, UGT, USO y CC OO. Aunque algo ha cambiado en Gamesa, se sienten parte de una empresa puntera, joven y en la que la formación y cualificación han sido una prioridad.
'A las buenas relaciones se les saca rendimiento', reflexionan. Les preocupa saber si el consejo de administración, presidido por Alfonso Basagoiti, sólo piensa en el dinero y no en el capital humano. En todo caso, no les parece lógico que se presente un expediente en GPA, una firma que hasta 2000 tuvo un beneficio de 326 millones. La empresa, en su expediente, ha cifrado las pérdidas, si no se produce el recorte de empleo, en 294 millones.
El negocio de la firma vasca se reparte en un 35% en aeronáutica y en un 65% en energía. El pasado junio, el consejero delegado, José Ignacio López Gandásegui, anunció para este año un alza en el beneficio neto de un 37% sobre 2000, año en el que se alcanzaron los 11.452 millones de pesetas. La facturación total del grupo fue en 2000 de 127.401,76 millones de pesetas.
El beneficio, el empleo y los planes de inversión, que para 2000-2002 eran de 117.000 millones de pesetas, se verán recortados. Nadie se atreve a avanzar el impacto en la cuenta de resultados de la crisis mundial del sector aeronáutico.
La plantilla total de Gamesa asciende a 4.700 trabajadores, de los que 2.000 están en la división aeronáutica, la afectada por los recortes. Dentro de este área de negocio no se van a producir reducciones en la plantilla de las divisiones de componentes e ingeniería. Los 500 empleos que aún están en el aire son en estructuras y montaje. Hace solamente cinco años, Gamesa contaba sólo con 700 trabajadores. Desde entonces las cosas han cambiado rápido y la empresa ha crecido mucho. Sólo un golpe exterior la podía parar.
Gamesa justificó la reducción de empleos en la caída de la producción y dijo que ésta afectará también a la subcontratación con terceras empresas. El objeto de la medida, según la empresa, es garantizar la viabilidad y futuro de Gamesa en esta actividad. Los programas que van a reducir sus volúmenes de producción son los de Embraer, Bombardier y Sikorsky. Las previsiones de entrega de unidades de serie se reducen a 195 aviones en 2001 frente a los 256 planificados, y a 166 en 2002 frente a los 283 previstos.
Crecimiento rápido
El Grupo Auxiliar Metalúrgico, fundado en 1976, se convirtió en noviembre de 2000, con su salida a Bolsa, en una empresa de éxito volcada en la construcción aeronáutica y en el sector energético. En éste se ha especializado en la energía eólica, tanto en el desarrollo y construcción de aerogeneradores y parques como en su explotación. Hasta hace dos meses las noticias de Gamesa, más allá de un cierto retroceso en Bolsa, eran siempre positivas: nuevos contratos y aperturas de parques eólicos. Aunque la mayor parte de las inversiones del grupo corresponden al área de energía, muy intensiva en capital, el área aeronáutica vivirá un parón. La compañía ha acordado suspender las inversiones no asociadas al desarrollo de sus proyectos en curso, o los que se puedan conseguir, y a los desarrollos tecnológicos. Además, quiere aplicar un plan de reducción de costes. Al margen de esto, Gamesa mantiene inalterables sus proyectos en desarrollo. La empresa vasca tenía previsto instalar en el aeropuerto de Foronda en Vitoria su centro de ingeniería, donde trasladaría desde Miñano a 400 personas. Este proyecto está por ahora paralizado. Las inversiones en Sevilla, ligadas a la toma de participación en el A-380, el superjumbo de Airbus, están también en el aire. De momento, se va continuar trabajando en Easa del Sur, donde se fabrican piezas para Bombardier. Los accionistas de referencia de Gamesa son la Corporación IBV, participada al 50% por BBVA e Iberdrola, con un 38,5% del capital; Nefinsa, propiedad de la familia Serratosa, con un 21,5%, y Tornusa, que agrupa a los fundadores de Gamesa, encabezados por Juan Luis Arregui, con un 6,53%. El resto está repartido en Bolsa entre diferentes accionistas.
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