Las palomas de la discordia
El barrio de Argüelles-Moncloa ha sido tomado por las palomas. Ya ha habido casos de personas afectadas por la clamidiasis, enfermedad que transmiten parecida a la pulmonía, y por eso lo he expuesto en reiteradas ocasiones en la Junta Municipal de Moncloa y en la Concejalía de Salud y Consumo.
Allí siempre me dicen lo mismo: que está a punto de salir una ordenanza que prohíba darles de comer en la vía pública.
En Suiza se aprobó hace tiempo una ley que multaba a las personas que dan de comer a las palomas. Al parecer, en Barcelona las están exterminando con una especie de gas.
Pienso que lo mismo que se hacen campañas contra las drogas, alcohol y velocidad en carretera, se debería concienciar a los ciudadanos de que las palomas son nocivas para la salud si no se las controla. Ahora, si de lo que se trata es de emular a Esparta para mermar el censo de las personas mayores de Argüelles, que el Ayuntamiento siga siendo así de tibio con este tema, porque ya se sabe que es difícil contentar a todos y esto perjudica a los políticos, ¿verdad? Y digo yo: ¿a quién se le ocurriría hacer de la paloma el símbolo de la paz?
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.