Lápices contra sanciones

Hace diez años, con motivo de la Guerra del Golfo, la comunidad internacional cerró las puertas a Irak. Desde entonces, las sanciones destinadas a debilitar al presidente del país, Sadam Hussein, se han cebado duramente con la población. Y el sistema educativo no ha sido una excepción. En 1989, antes de la invasión de Kuwait, Irak destinaba el 6,4% de su presupuesto a la partida de educación, una cifra que casi duplicaba la media de los países en desarrollo. Además, en una década, el país consiguió multiplicar por dos su población universitaria, lo que le permitía exportar médicos, ingenieros y profesores. El escenario actual ha cambiado radicalmente: el Estado apenas es capaz de atender el 10% de las necesidades básicas educativas.

Para poner freno a esta situación, el Comité de Solidaridad con la Causa Árabe ha fletado un barco con un cargamento muy peculiar, dentro de la campaña estatal por el levantamiento de sanciones a Irak. En las bodegas del Al Manakh, que ayer zarpó del muelle Príncipe Felipe de Valencia, se encuentran 50 toneladas de gomas, tizas, libretas, y dos millones de lápices, entre otros materiales educativos, comprados por las contribuciones aportadas por particulares, organizaciones e instituciones de todo el Estado.

Inicialmente, la entrega de estas 50 toneladas estaba prevista para el mes de abril. Sin embargo, las dilaciones forzadas por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, responsable de velar por las condiciones de las sanciones y del control de todos los productos que entran en el país. El primer problema fue la extrema escrupulosidad que mantiene el consejo en las sanciones, como apunta Manuel Vicent, coordinador de la campaña. Vicent recordaba ayer que en un principio se negaron a aceptar la carga de lápices: 'Decían que con la mina de grafito se podían hacer explosivos'. Finalmente, el comité de sanciones dio el visto bueno al envío de material escolar el 22 de marzo, pero la comunicación al Gobierno español se produjo el 31 de julio, más de cuatro meses después.

La actividad del comité no se limita al envío de material escolar, sino a la ayuda sobre el terreno. Está previsto que una delegación se traslade a Irak y esté presente en la entrega del material en Bagdad en enero de 2002. El comité también ha participado en misiones humanitarias médicas, como la celebrada en febrero del año pasado. En ella tomó parte la oftalmólogo Rosario Martínez, que acudió al país acompañada de otros dos médicos y dos enfermeras y equipamiento sanitario. Uno de los aspectos que más llamó la atención a esta especialista del hospital Clínico fue la falta de medios con que cuentan sus colegas para ejercer, fruto de la rigidez de las sanciones. Durante la semana que estuvieron -en la que no pudieron usar el equipo que llevaron al estar retenido en la frontera- revisaron a unos 400 pacientes y detectaron las dificultades con las que topan los médicos del país. 'No tienen láser para realizar intervenciones', destacaba sorprendida Martínez, 'se les estropeó y como no dejan entrar en el país otro por considerarlo un producto de uso militar, no pueden operar'.