Doctores a precios asequibles

El balance de esta primera experiencia, que puede calificarse piloto, es desde el punto de vista de la Generalitat prudente, ya que estos contratos terminan a los cinco años y carecen de financiación específica del Gobierno.

El balance de esta primera experiencia, que puede calificarse piloto, es desde el punto de vista de la Generalitat prudente, ya que estos contratos terminan a los cinco años y carecen de financiación específica del Gobierno. La Oficina de Ciencia y Tecnología trabaja en un proyecto de carácter más estructural, para crear 'un órgano o fundación pública' para que dentro de cinco años estos científicos y los becarios de investigación que realizan sus tesis postdoctorales en universidades valencianas sean absorbidos, más allá de programas coyunturales, en el sistema productivo valenciano.

Una cantera de un centenar de jóvenes doctores se incorporará a lo largo del mes de octubre a los grupos de investigación básica y aplicada que están en marcha en los distintos laboratorios y centros que tiene el sistema universitario público valenciano. Treintañeros como la estadounidense Linn Yenus procedente de Boston o Pedro Rodríguez Egea, también formado en EE UU, ya han llegado a su destino: el grupo de investigación de Biología Molecular y Celular de las Plantas, que dirige Ramón Serrano, en la Universidad Politécnica de Valencia. Otros, como Hernán Míguez, que ha realizado su formación doctoral en Canadá, se incorporarán al grupo mixto con investigadores del CSIC que investiga el desarrollo de sistemas de radio y fibra óptica para el sector de las telecomunicaciones, dirigido por Javier Martín Sendra. Aunque la mayoría, más del 50% de los jóvenes cerebros que asumirá el sistema valenciano, se incorporarán a la Universidad de Valencia, a equipos de investigación de la talla del de Eugenio Coronado.

Materias beneficiadas

El precio que ha puesto el Ministerio de Ciencia para recuperar doctores es de 6,5 millones por contrato anual bruto. Es decir, lo que representa un salario medio real de unas 300.000 pesetas al mes. Un precio asequible, 'pero poco competitivo con la realidad del mercado tecnológico'. Las empresas pagan por un ingeniero o tecnólogo doctor y con dos años de formación en el extranjero el triple, reconoce el vicerrector de Investigación de la Universidad de Valencia, Francisco Tomás, para explicar quizá la significativa ausencia tanto de candidatos como de plazas adjudicadas por el ministerio dentro del Programa Ramón y Cajal.

Entre las tres grandes áreas beneficiadas está Física y Ciencias del Espacio -una prioridad declarada por el propio presidente José María Aznar y sus proyectos para internacionalizar la Agencia Espacial Española y la industria de los localizadores vía satélite-. Sólo en la Comunidad se incorporarán 19 físicos a la Universidad de Valencia, 8 a la de Alicante, 1 en la Miguel Hernández y otro más que podría ser adjudicado en segunda vuelta a la Politécnica.

El área de Tecnología Química es la segunda más privilegiada por el ministerio, tanto a nivel nacional como autonómico, donde la Universidad de Valencia contratará a 12 investigadores, la de Alicante 2 y otros 3 la Universidad Jaume I, en clara coherencia con una de sus grandes líneas de investigación más potenciadas para transferir I+D adecuado a las necesidades del potente sector azulejero que se concentra en Castellón.

El impulso del Gobierno Aznar a la Biomedicina y Biología molecular, imbricada con los últimos avances genéticos y la incidencia de éstos en la potente industria farmacológica, tienen su reflejo en el número de doctores avalados para que se incorporen a la investigación e industria española. Entre la Universidad de Valencia (12), la de Alicante (2) y la UJI (3) contratarán a 17 investigadores del área de Química, 10 de Tecnología de los Alimentos; y 15 en Biología molecular.

Preocupación

Por el contrario, el ministerio sólo ha autorizado la contratación de un ingeniero naval, dos matemáticos, un doctor en ingeniería civil y arquitectura; y uno más en Tecnología y Comunicaciones. Los vicerrectorados de Investigación, tanto de la Politécnica -que imparte medio centenar de ingenierías de ciclo corto y largo- y de la Universidad de Valencia -que en la última década ha dado un fuerte impulso a la docencia y la investigación en Ciencias Experimentales y de la Salud- no ocultan cierta preocupación.

'En la Politécnica hay una componente de la I+D+I que nos preocupa mucho como universidad y es la segunda 'I', explica el vicerrector del ramo, Vicente Hernández. Esto es, 'abordar la investigación en todos los aspectos para que pueda ser transferida a la empresa'.

Francisco Tomás, por su parte, cree que el Ramón y Cajal 'es un buen programa para los científicos que todavía tienen muchas dificultades para ser absorbidos por el mercado', cosa que no ocurre con los tecnólogos. La oferta de contratación de investigación básica en la empresa es muy baja. Y sin matemáticos, por ejemplo, difícilmente se podría avanzar en áreas punteras como telecomunicaciones. 'Existe cierto riesgo al aglutinar la investigación básica, la aplicada y la innovación'. Sin embargo, ambos están convencidos de que 'se dan los elementos para consolidar un sistema valenciano de I+D'.