Madrid soterrará todas sus líneas de alta tensión con subvenciones autonómicas
- La comunidad tiene 1.326 kilómetros de trazado bajo el suelo frente a los 90 de Cataluña - Llagostera monta fiestas reivindicativas mientras Fecsa ultima la línea
¿Es posible acabar con el engorro paisajístico que causan las líneas eléctricas? ¿Es factible soterrarlas? A juzgar por la actuación de compañías como Iberdrola o Unión Fenosa sí es posible, siempre y cuando exista voluntad política e interés por parte de las compañías eléctricas. A diferencia de lo que ocurre en Cataluña, y no sólo en Les Gavarres, la Comunidad de Madrid es el paradigma de este entendimiento. El pasado mes de marzo, el Gobierno autonómico de Alberto Ruiz-Gallardón (del Partido Popular) firmó un convenio con los dos grandes operadores eléctricos de la comunidad, Unión FENOSA e Iberdrola, para soterrar todas las líneas de alta tensión que discurren por zonas habitadas.
El resultado es un plan trienal en el que la Comunidad de Madrid invertirá 1.084 millones de pesetas y las eléctricas otros 1.200 millones. Los ayuntamientos interesados deberán aportar el resto del dinero.
Madrid y Cataluña parten en situación de desigualdad. Mientras que en Madrid ya existen 1.326 kilómetros de líneas de alta tensión soterradas, en Cataluña sólo hay 90. Y la situación parece que no mejorará mucho. Fecsa, que ostenta el monopolio eléctrico catalán, asegura no tener ninguna intención de soterrar los 8.989 kilómetros de líneas aéreas de alta tensión existentes en la actualidad. El director de distribución de Fecsa-Endesa, Andreu Rotjer, afirmó a través de un artículo publicado por este diario que construir una línea soterrada 'tiene un coste entre 4 y 10 veces superior al de la tradicional línea aérea'. Asimismo cifró en 20 billones de pesetas el precio de soterrar todas las líneas existentes en España. Desde esta compañía también se asegura que soterrar las líneas fuera de las zonas urbanas es impracticable, aunque en el parque de Collserola sí se ha enterrado un total de 16,5 kilómetros de tendido los últimos años.
En Madrid el soterramiento de líneas de alta tensión viene produciéndose de forma habitual desde hace cuatro años. Entre 1997 y 2000, la Administración regional concedió cerca de 1.000 millones de pesetas en subvenciones a los ayuntamientos para el soterramiento o desvío de líneas de alta tensión. Se enterraron o desviaron de las zonas urbanas 72 kilómetros de trazado.
El Ayuntamiento de Madrid también se ha puesto a trabajar en el asunto. Esta misma semana el pleno del consistorio aprobó un plan para soterrar 162 kilómetros de tendidos de alta tensión en un plazo máximo de tres años. En la capital de España ya se han soterrado 20 kilómetros de línea y, según el gobierno municipal, están en ejecución otros 37 kilómetros. El plan madrileño ha sido posible gracias al acuerdo alcanzado con las compañías eléctricas, que aportarán casi la mitad de los 35.000 millones de pesetas necesarios para soterrar las líneas. El resto correrá a cargo del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid.
En Barcelona, mientras tanto, se están realizando operaciones de soterramiento a nivel puntual. Una de las más visibles es la eliminación de la línea aérea de alta tensión del lecho del Besòs. Pero la situación sigue siendo preocupante. En las siete comarcas del área metropolitana de Barcelona las líneas de alta tensión ocupan cerca de 10.000 hectáreas de terreno. En los planos constan como terreno no urbanizable por lo que los ayuntamientos observan, impotentes, cómo las eléctricas se les 'comen' espacios donde podrían construir viviendas, equipamientos o empresas.
Fecsa se resiste a entrar en negociaciones con los ayuntamientos que le piden soterrar tramos de sus líneas. La compañía considera que sólo pueden soterrarse las que pasen por zonas llanas, de fácil acceso y cercanas a núcleos urbanos, entendiendo como 'núcleo urbano' sólo aquellas aglomeraciones de más de 50.000 personas.
Fuera de España, algunos países están trabajando a marchas forzadas para ver desaparecer las torres de alta tensión. Francia y sobre todo Holanda encabezan esta cruzada. La Asociación Antilínea de Les Gavarres recuerda que en Francia se han soterrado varios tramos de líneas no urbanas. En Holanda las empresas eléctricas también han aprovechado las facilidades que les da la orografía del país y han soterrado buena parte de las líneas.
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