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Las estrellas, con las víctimas

Los artistas esperan recaudar 6.000 millones para las víctimas de los atentados de Estados Unidos

Los protagonistas del gran espectáculo televisivo del viernes en las cadenas americanas no fueron las estrellas, sino miles de ciudadanos que vivieron la tragedia del 11 de septiembre en EE UU. Bruce Springsteen recordó con su armónica y su guitarra su ciudad en ruinas; George Clooney pidió dinero; Tom Cruise y Penélope Cruz contestaron al teléfono para recibir donativos. Junto a ellos estaban Jack Nicholson, Al Pacino, Brad Pitt... Por encima de las rivalidades, las estrellas del cine, la televisión y la música se unieron en una espectacular gala en la que el cantante Sting optó por interpretar su propia versión de la canción Fragile. Esperan recaudar 6.000 millones de pesetas.

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Vestidos casi todos de luto y con un tono sombrío, algunas de las mayores estrellas del cine y la canción se unieron en la noche del viernes en un programa de televisión ideado como tributo a las víctimas de los atentados del 11 de septiembre y, sobre todo, como vehículo para recaudar fondos de ayuda. Las actuaciones y los mensajes se fueron encadenando desde escenarios en Nueva York, Los Ángeles y Londres montados en recintos cerrados al público y localizados en lugares secretos, todo un símbolo de la nueva psicosis a la que se adapta el país.

El show tenía el valor añadido de ser el primer acontecimiento mediático de la historia capaz de reunir en un mismo programa a los mayores egos de Hollywood y del mundo de la canción, y sin que ninguno pusiera condiciones ni cobrase un solo dólar. Los actores y los músicos trabajaron gratis y mostraron un ambiente de camaradería inédito entre semejante elenco de estrellas. Costaba trabajo creer que Brad Pitt podría aceptar el mediocre papel de telefonista (respondiendo a las llamadas con donaciones) mientras Tom Cruise y otros actores se lucían como presentadores.

El programa se denominó América: un tributo a los héroes. Por primera vez en la historia, todas las grandes cadenas generalistas emitieron las dos horas de gala simultáneamente, en directo (en la costa este; en diferido en la costa oeste) y, de manera casi inconcebible, sin anuncios. Decenas de cadenas de cable pincharon también la señal; era difícil zapear a un canal que no estuviera emitiendo el programa. Incluso los canales hispanos (se traducía al español en un canal alternativo de audio) y los de pago (que abrieron la señal) ofrecían el evento, retransmitido al mismo tiempo por 8.000 emisoras de radio. De las televisiones más importantes, sólo el canal Disney y alguna cadena de deportes (ESPN) mantuvieron su programación habitual. El show se vio y se verá en 160 países.

El comienzo fue impactante porque arrancó con el músico más admirado y el actor más querido del país. Bruce Springsteen, solo en el escenario con guitarra y armónica y un coro de voces que incluía a Steve Van Zandt, arrancó con una versión apenada de My city is in ruins (Mi ciudad está en ruinas), una canción que estrenó hace algunos meses en sus conciertos en Nueva Jersey y que ayer encajaba con precisión poética. Después, Tom Hanks habló de cómo artistas y músicos, 'que no somos héroes: sólo nos dedicamos a entretener', sentían la necesidad de 'hacer algo' después de la tragedia. 'Estamos aquí para levantar el ánimo y para recaudar mucho dinero'. Los escenarios estaban decorados sólo con velas que imprimían un carácter impactante pero excesivamente funerario.

A partir de ahí, el programa alternaba cada canción con la intervención de los actores, que contaban pequeñas historias de personas afectadas por la tragedia. Desde el principio, dejaron claro que aquello no se hacía por melancolía, sino como ejercicio práctico para recaudar fondos de ayuda (los organizadores esperan llegar a los 30 millones de dólares). George Clooney, que leyó sus frases de manera algo atropellada, contó que 'algunos amigos' estaban en la centralita de teléfonos respondiendo a las llamadas. La panorámica de la cámara mostró una combinación casi imposible de estrellas al teléfono, entre ellas Jack Nicholson, Al Pacino, Sylvester Stallone, Brad Pitt, Meg Ryan, Cindy Crawford o Tom Cruise, sentado junto a Penélope Cruz.

Para públicos adultos

Salvo Limp Bizkit (que hasta parecía un chico bueno junto al cantante de Goo Goo Dolls en el Wish you were here, de Pink Floyd) o Enrique Iglesias, la mayoría de los intérpretes eran dinosaurios de la canción o artistas para un público más bien adulto. Neil Young se atrevió con Imagine de John Lennon, y Paul Simon hizo una versión triste y magnífica de Bridge over troubled waters, a pesar de que ambas canciones figuran en la lista de melodías que miles de radios del país no pinchan para no entristecer aún más el ambiente. Billy Joel estuvo imponente con su canción obligatoria, New York state of mind (con un casco de bombero colocado encima de su piano), y Sting, desde Londres, cambió la letra de Fragile para hablar de la insensatez de la violencia. Sólo Sting rompió el silencio y la austeridad de los músicos con una experiencia personal: dedicó la canción a un amigo que falleció en la tragedia del World Trade Center.

Los actores intercalaban pequeños relatos entre canción y canción. Todos estaban sumamente nerviosos por la responsabilidad del directo. A Jim Carrey se le oyó quejarse de que no veía bien los carteles con su texto, pero luego lo bordó. Algunos temblaban, como Cameron Díaz o Kelsey Grammer, que no hizo referencia al hecho de que una de las víctimas en los aviones secuestrados fuera el productor ejecutivo de su serie, Frasier. Julia Roberts, emotiva y lacrimosa, recordó también a las víctimas del atentado del Pentágono; Dennis Franz y Jimmy Smits hablaron del heroísmo de los policías de Nueva York, a quienes ellos sólo interpretan en televisión.

Al final, un nerviosísimo y descentrado Clint Eastwood lanzó el inevitable mensaje patriótico sobre la grandeza del pueblo americano para dar paso a la interpretación de Dios bendiga a América, que cantó paradójicamente la canadiense e ineludible Celine Dion. Como colofón, los actores hacían que cantaban los coros a Willie Nelson en America the beautiful, aunque estaba claro que no se sabían la letra. En todo caso, se demostró el dominio del medio en EE UU: parecía imposible que el programa, organizado en sólo una semana, no tuviera ni un solo fallo en la realización.

Liza Minelli canta <i>New York, New York</i> antes de un partido de béisbol.
Liza Minelli canta New York, New York antes de un partido de béisbol.ASSOCIATED PRESS
Los actores Tom Cruise, Penélope Cruz y Sylvester Stallone contestan al teléfono durante el espectáculo.
Los actores Tom Cruise, Penélope Cruz y Sylvester Stallone contestan al teléfono durante el espectáculo.AP
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