Arafat ordena un alto el fuego y apela a Israel a silenciar sus armas
En medio de la tensión y el miedo, Israel ha empezado a celebrar el Año Nuevo judío, el 5762. Ayer, a la puesta del sol, mientras las notas de los shofar (cuernos de carnero) anunciaban el principio de las festividades de Rosh Hashaná, el presidente palestino, Yasir Arafat, trataba de aportar una dosis de distensión y ordenaba silenciar las armas, al menos durante 48 horas.
El clima de angustia en que se celebran este año las festividades del nuevo año judío ha hecho mirar hacia atrás a muchos ciudadanos. Todos recuerdan el clima prebélico que se vivía en el país en vísperas de la guerra del Golfo. Este año, de nuevo, los fieles judíos acudirán con la pistola en el cinto a rezar a las sinagogas, a pesar de que las leyes prohíben empuñar las armas durante las fiestas religiosas. La situación de terror lo permite y justifica todo. En esta ocasión, a la inquietud habitual provocada por el conflicto interno se le suma la del temor de una guerra inminente en la región. El 48% de la población de Israel cree que en un plazo máximo de 10 años entrará en guerra con los países árabes, según recientes sondeos.
Israel ha colocado a millares de soldados y policías en las calles y ha cerrado las fronteras con Cisjordania y Gaza. La tensión se nota en todas partes. Comandos motorizados de policía, vestidos de negro, deambulan sin cesar por Jerusalén oeste. Van a la búsqueda de palestinos para obligarles a volver al otro lado de la ciudad.
Como si intentaran acentuar la tensión, centenares de personas han acudido en las últimas horas a los centros de protección civil israelíes pidiendo máscaras de gas para protegerse de un hipotético ataque árabe. Los 23 centros de protección civil han distribuido más de 9.000 máscaras, cuando semanalmente se reparten entre 1.500 a 2.000.
48 horas de tregua
Mientras Israel parece prepararse para la guerra, el presidente Yasir Arafat trata de imponer la paz, al menos durante los dos días que duran las festividades del nueño año judío. El líder de la OLP dio ayer órdenes estrictas a sus fuerzas de seguridad y a los responsables de las milicias palestinas para imponer durante 48 horas un estricto alto el fuego. Con esta medida, Arafat intenta cumplir las exigencias requeridas por Ariel Sharon para reabrir el proceso de paz.
'He dado instrucciones para hacer cumplir el alto el fuego. Espero que el Gobierno de Israel responda a este llamamiento a la paz y tomará a su vez las decisión de alto el fuego y pondrá fin a la escalada militar contra nuestro pueblo', aseguraba ayer el presidente palestino en un comunicado de felicitación dirigido al pueblo israelí con ocasión del nuevo año judío.
Pero los esfuerzos de paz se estrellaron ayer ante la ofensiva de los tanques, helicópteros de combate y soldados de infantería israelíes, que volvieron por cuarto día consecutivo a atacar la ciudad de Ramala, la capital administrativa de la Cisjordania palestina. La ofensiva, desencadenada a plena luz del día, alcanzó el corazón del barrio de Bitunia, al suroeste de la ciudad, provocando el cierre de la carretera que une Ramala con Jerusalén.
Los proyectiles de los blindados israelíes destruyeron una mezquita; diversos comercios y escuelas quedaron dañados. El pánico cundió en un jardín de infancia, donde una cuarentena de niños quedaron atrapados durante varias horas como consecuencia del fuego cruzado. En los tiroteos resultaron heridos 13 palestinos y un soldado israelí.
Incidentes bélicos similares se produjeron también en Gaza. Millares de jóvenes que se lanzaron a la calle para conmemorar las matanzas de los campos de refugiados de Sabra y Chatila se enfrentaron a los soldados israelíes con piedras, al tiempo que agitaban pancartas en las que se pedía venganza y se anunciaba a Sharon: 'Vamos a cavar tu tumba'. Siete muchachos resultaron heridos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.