¿Elección o selección?

La futura ley de Calidad introducirá, entre otras cuestiones, la división de los alumnos de 3º y 4º de ESO en tres itinerarios según su rendimiento y presumiblemente una reválida al final del bachillerato que deberán superar los estudiantes que quieran acceder a la educación superior. Estas dos medidas, las más polémicas hasta el momento, llevarán, según los partidos de la oposición, irremediablemente a una doble selección del alumnado: antes de finalizar la ESO y al acabar el bachillerato.

La ministra de Educación, Pilar del Castillo, ha anunciado, sin embargo, la división de alumnos por rendimiento como una medida positiva para permitir a los centros educativos y profesores atender a cada tipo de alumnado (los que no quieran seguir estudiando tras la ESO, los que vayan a la FP y los que aspiren a la universidad) y según sus necesidades.

Del Castillo aseguró antes del verano que el primer borrador de esta normativa -que modificará sustancialmente la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE), de 1990- estará listo a principios de noviembre, y que el Gobierno prevé tener listo el texto definitivo para presentar al Consejo de Ministros hacia febrero de 2002. El objeto del Ejecutivo de José María Aznar es tener aprobada esta ley antes del verano. El presidente del Gobierno cuenta con las reformas educativas (las leyes de Calidad, de FP y de Universidades) como parte del paquete de cambios que sirvan para abanderar la gestión del PP cuando llegue el momento de dar cuentas de esta legislatura.

La Ley de Calidad señalará que los alumnos que cursen distintos itinerarios en la ESO obtendrán el mismo título al finalizarla.- Así lo ha asegurado la ministra en reiteradas ocasiones. Algunos profesores ya se empiezan a preguntar a cuál de ellos le tocará enseñar en el itinerario de los alumnos que tienen peor rendimiento y señalan que este aspecto aumentará los problemas en los centros.

Talleres y refuerzo

Una alternativa a esta medida, que apoya parte del profesorado y los partidos de la oposición, es que en lugar de itinerarios se desdoblen algunas asignaturas. Se organizarían distintos grupos con los alumnos de una clase para que una parte recibiera un refuerzo en una materia (como inglés o lengua, por ejemplo) mientras otros asisten a talleres prácticos. Los partidarios de esta opción argumentan que lo mejor es dar 'autonomía real' a los centros para que se organicen según sus necesidades y evitar al máximo establecer 'currículos cerrados' para cada curso de la ESO.

También se prevé modificar con esta norma el sistema de elección del director de los centros y potenciar esta figura. Es probable que Educación adopte un modelo similar al que introducido en la FP, es decir, que los directores sean asignados por las administraciones y no por los representantes de la comunidad educativa, como ahora. Si el Gobierno decide además incluir una reválida al final del bachillerato (aunque tampoco ha descartado ponerla al final de la ESO), esta medida salpicará al currículo de esta etapa educativa. De no hacerlo, España sería el único país de la OCDE que no evaluara el nivel de sus alumnos en toda la educación no universidad.

Respecto a la Ley de Formación Profesional (FP), que junto a la de Calidad, forma el paquete de reformas de la secundaria que quiere impulsar el PP, los puntos conflictivos son la creación de una 'red nacional de centros de referencia'y el cambio en la elección del director de los nuevos 'centros de FP integrados', que será designado por las administraciones. La 'red nacional' ha sido especialmente criticada por los catalanes, vascos y las comunidades gobernadas por el PSOE, con el argumento de que todas tienen plenas competencias educativas (excepto Ceuta y Melilla). Los centros integrados de FP se diferenciarán de los actuales en que impartirán los tres tipos de FP: reglada, ocupacional y continua. Esta ley se encuentra en el Consejo de Estado pendiente de informe, que estará listo presumiblemente en las unas semanas.