_
_
_
_

Roma reconstruye el esplendor del Renacimiento y sus secuelas artísticas

Los orígenes del principal movimiento cultural de Italia son analizados en 171 obras

Resumir en una exposición el Renacimiento, el movimiento artístico y cultural que, partiendo de Florencia y de Flandes, revolucionó Europa en los siglos XV y XVI hubiera requerido, como reconoce Antonio Paolucci, comisario de la muestra Renacimiento, que se inaugura hoy en Roma, 'disponer de no menos de tres mil obras'. Una empresa imposible que no se plantearon siquiera los organizadores de esta exposición que llega al museo de las Caballerizas Papales tras haber triunfado esta primavera en Japón, país para el que fue concebida dentro de un programa de la Fundación Italia-Japón.

La exposición está dividida en cuatro grandes apartados, en los que se recogen, a través de 171 obras, los orígenes, el desarrollo y madurez de este movimiento y también del que le sucedió en el siglo XVI, conocido como 'manierismo'. Para los responsables del museo y para las autoridades italianas, el coste de esta nueva muestra, que permanecerá abierta hasta el 6 de enero de 2002, ha sido casi nulo, como ayer reconoció Paolucci.

El único esfuerzo lo realizan los más de sesenta museos italianos que han accedido a prestar las obras por unos cuantos meses más. Renacimiento. Obras de arte de los museos italianos queda ahora al alcance del público italiano y de los miles de turistas que visiten Roma estos meses. La muestra, concebida de una manera didáctica pensando en el público japonés, desconocedor, al menos a priori, de lo que esta palabra clave ha significado en la historia del arte y la cultura europeos, resulta interesante también para el gran público del Viejo Continente.

Renovación artística

El primer apartado, La invención del Renacimiento, rinde tributo a Florencia, la capital toscana donde se gesta esta gran renovación artística al amparo de la familia de banqueros Medici. Junto a obras de Masaccio (La Madonna y el Niño) o del beato Fra Angelico (El matrimonio de la Virgen), se puede admirar una escultura de Donatello y, sobre todo, una espléndida Anunciación de Sandro Botticelli, artista con el que este movimiento de renovación que coloca al hombre en el centro del universo, aunque no se olvide completamente de Dios, llega a una de sus cimas.

Con todo, se encuentran más nombres ilustres en las dos plantas de las Caballerizas Papales que grandes obras renacentistas. Cierto que se puede admirar La Sagrada Familia de Mantegna y La velada de Rafael (aunque el préstamo en este caso dura sólo hasta finales de mes), una escultura de Miguel Ángel (Bruto) y un par de dibujos excepcionales de Leonardo da Vinci, aparte de dos retratos de Tiziano, obras de El Veronés, Giorgio Vasari y Benvenuto Cellini. Pero abundan sobre todo las joyas menores, que ilustran, sin embargo, de manera admirable el recorrido evolutivo del renacimiento, hasta la llegada de los grandes maestros y con ellos de los artistas que pintan a la manera de, creando así, un movimiento artístico que se desarrollaría a lo largo del siglo XVI.

Aunque el peso de Florencia, cuna del Renacimiento gracias al apoyo dado a los artistas por la rica burguesía local, es patente a lo largo de toda la exposición, los organizadores han hecho el esfuerzo de recopilar obras de arte de los distintos museos italianos que muestran la personalidad diversa que adquirió este movimiento en otras grandes capitales del país en una época de esplendor multicéfalo.

Así, se pueden admirar obras renacentistas de Nápoles, de Venecia y de las ciudades padanias (del norte del país) que integran la segunda sección de la muestra.

Un aspecto especialmente interesante de la exposición lo constituyen los ejemplos de pintura veneciana, tan próxima al gusto centroeuropeo de un Pedro Pablo Rubens. Pero el renacimiento es, sobre todo, una nueva concepción del mundo y del ser humano, tras la etapa de extrema religiosidad de la Edad Media. Leonardo da Vinci resume en una frase los nuevos intereses del artista renacentista. 'El buen pintor tiene que reflejar dos cosas principales en su obra, el hombre y el concepto que tiene en su mente'.

Dimensión espacial

Reflejar la realidad es, antes que nada, recrear la perspectiva, reflejar la dimensión espacial de la pintura. La ciudad ideal, atribuida a Luciano Laurana, procedente del Museo de las Marcas, es uno de los ejemplos emblemáticos de la importancia de la perspectiva en el Renacimiento.

La muestra concluye donde comienza, en Florencia, 'la ciudad que había desempeñado el papel más importante en la historia de la cultura figurativa en los albores de la edad moderna', como subraya Paolucci. La ciudad en la que, añade, 'en el curso de unos pocos años, nacerían las instituciones fundamentales que habrían de gobernar a partir de entonces, en Europa y en todo el mundo, el universo del arte'.

Se refiere el comisario de la muestra a la institución del museo, con la creación en 1581 de la Galería de los Oficios de la capital toscana, e incluso antes, en 1563, de la Academia de Venecia, y a la no siempre celebrada institución de la crítica de arte, que surge a partir de la obra de Giorgio Vasari Vite, de 1568. El propio Vasari acuñó el término 'renacimiento' (usado por primera vez en algunas cartas del poeta Petrarca) y el de 'manierismo'.

Paolucci los retoma ahora en esta exposición romana con el sentido puramente histórico que tienen hoy estos términos, despojados por la moderna crítica del arte de valoraciones de calidad.

<i>La ciudad ideal</i>, atribuida a Frà Carnevale, es una de la obras que se exhiben en la exposición <i>Renacimiento</i>.
La ciudad ideal, atribuida a Frà Carnevale, es una de la obras que se exhiben en la exposición Renacimiento.
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_