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Reportaje:

El entierro de los 428 niños

La anulación del proceso contra el doctor Gross en Viena permite sepultar a las víctimas de los experimentos nazis

Austria dará sepultura a los restos mortales de 428 niños asesinados por médicos nazis durante el III Reich. Parte de los cerebros y otros órganos se conservaron durante 60 años en el laboratorio del llamado médico de la eutanasia: el doctor Heinrich Gross, acusado en marzo del año pasado del asesinato de seres humanos que la doctrina nacionalsocialista calificaba de 'indignos de vivir', condenados por ser minusválidos o 'asociales'.

Mediante un diagnóstico de senilidad, el psiquiatra Gross, de 85 años, esquivó la justicia. La fiscalía de Viena había presentado pruebas de su culpabilidad en el asesinato de nueve menores minusválidos durante 1944, periodo en que él dirigió una sección de la clínica vienesa Am Spiegelgrund, donde murieron cientos de niños y adultos.

Gross fue acusado del asesinato de humanos que los nazis consideraban 'indignos de vivir'

La interrupción del proceso por tiempo indefinido, lo que en la práctica equivale a una anulación, es, según palabras del teniente alcalde de Viena, Sepp Rieder, el 'triste motivo' por el que el tribunal dio luz verde al entierro, que se llevará a cabo de forma solemne en el cementerio Central de Viena el 5 de mayo del año próximo. Esta ceremonia coincidirá con la jornada de conmemoración de las víctimas del nazismo.

Para la ceremonia oficial, Waltraud Häupl, hermana de una víctima, pidió que 'se callen las instituciones políticas y eclesiásticas'. Sostiene Häupl que esas instituciones nunca contribuyeron al esclarecimiento de este trágico capítulo de la historia.

El psiquiatra Ernst Berger recordó que queda por investigar el papel de los orfanatos del III Reich como abastecedores de los centros de experimentos que realizaban los médicos. 'La medicina no sólo fue un instrumento, sino también un motor, porque los médicos y los psiquiatras mismos necesitaban del nazismo para llevar adelante sus ideas racistas', dijo Berger.

En la antigua clínica Am Alsergrund, hoy llamada hospital Otto Wagner, el municipio de Viena proyecta establecer un centro de investigaciones sobre la eutanasia y un centro conmemorativo.

Mientras tanto, el doctor Gross sigue en libertad y disfruta de una buena jubilación que le corresponde tras su carrera llena de éxito. Esta carrera del psiquiatra, acusado del asesinato de nueve minusválidos, fue posible tras su afiliación al Partido Socialista de Austria (SPÖ) en 1953. Con el respaldo del SPÖ, Gross llegó a ser médico forense. En 1975 le condecoró la República de Austria nada menos que con la Cruz de Honor de Primera Clase para Ciencias y Artes. Aún más: con ayuda socialdemócrata, el psiquiatra, presunto autor de nueve asesinatos, fundó su propio instituto de investigación, en el que pudo continuar aprovechando para sus experimentos los frascos con los preparados anatómicos de los niños asesinados.

El caso Gross condujo al líder de la socialdemocracia austriaca, Alfred Gusenbauer, en abril del año pasado, a pedir perdón por lo que llamó 'las manchas pardas', el color de los nazis. Se refería Gusenbauer a la falta de rechazo e incluso aceptación de varios elementos nazis en el seno del SPÖ tras finalizar la II Guerra Mundial.

El psiquiatra Heinrich Gross, durante el juicio, el año pasado.
El psiquiatra Heinrich Gross, durante el juicio, el año pasado.REUTERS

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