La ONU propone un plan para repartir a los refugiados del 'Tampa' entre varios países
Australia solicitó a Timor Oriental que acogiera a los desplazados y rechazó después esa opción
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) presentó ayer a Australia, Indonesia y Noruega un plan de tres fases para dar solución a la crisis del barco noruego Tampa, que lleva seis días en aguas internacionales con 460 inmigrantes, en su mayoría afganos, a bordo, a la espera de que algún país les deje atracar. Según el plan, los refugiados desembarcarían en la isla australiana de Navidad y de ahí serían trasladados a varios países, entre ellos Noruega y Nueva Zelanda, que ayer expresaron su 'disposición a ayudar'.
El plan propuesto ayer por ACNUR en Ginebra a los Gobiernos implicados en la crisis del Tampa (Australia, Indonesia y Noruega) contempla como primera medida el desembarco de los inmigrantes en la isla australiana de Navidad, frente a cuyas costas se encuentra anclado el barco. Una vez allí, Naciones Unidas se ha ofrecido a enviar un grupo de asesores legales para determinar quiénes son refugiados políticos y proceder a su traslado a terceros países a los que la ONU ha solicitado formalmente su colaboración. 'Entre ellos están Noruega y Nueva Zelanda. Del resto de los países no podemos revelar los nombres hasta que no se pronuncien sus Gobiernos', declaró a este diario Virginia Zekrya, portavoz de ACNUR en Ginebra. Les toca ahora a los Gobiernos implicados decidir si aceptan el plan de la ONU, pero han adelantado que no se comprometen a ningún plazo para emitir su respuesta. Las negociaciones continuarán hoy en el cuartel general de la ONU en Ginebra.
Entretanto, el embajador noruego en Australia realizó la primera visita de un responsable político al barco. Tras pasar seis horas a bordo, Ove Thorshein declaró que 'el agua y la comida empiezan a escasear' y que 'las condiciones sanitarias son deficientes'. Respecto al destino de los inmigrantes, Thorshein manifestó que 'han dicho que no irán a ningún país que no sea Australia' y añadió que los refugiados le dieron una carta para que se la entregue al primer ministro australiano, John Howard, cuyo contenido Thorshein se negó a desvelar.
Australia reiteró ayer su negativa a que se proceda al desembarco en su territorio alegando que los refugiados deberían volver a Indonesia, de donde partieron antes de naufragar, o a Noruega, cuya bandera ondea en el barco que los recogió. Esta postura no es compartida ni por el resto de los Gobiernos implicados en la crisis ni por Naciones Unidas, que consideran que 'Australia está utilizando este caso con fines políticos y con la vista puesta en las próximas elecciones de diciembre', y que la tajante negativa australiana resulta incomprensible 'teniendo en cuenta que reconocen como refugiados al 92% de los afganos que llegan a su territorio', declaró Zekrya.
Australia pidió ayer a la Administración de la ONU en Timor que se ocupara de los inmigrantes. Petición que fue trasladada a las autoridades timoresas, quienes aceptaron inmediatamente. Pero, pasadas unas horas el ministro de Exteriores australiano, Alexander Downen telefoneó por sorpresa a la ONU en Timor para descartar su país para acoger a los refugiados. ACNUR también desestimó esta opción por considerar 'que es un país con pocos recursos y está involucrado en un gran esfuerzo por constituirse como nación, por lo que la llegada de los refugiados supondría una carga'. El capitán del barco tampoco está dispuesto a navegar durante seis días hasta Timor, porque, a su juicio, el Tampa no está en condiciones de soportar la travesía.Noruega y Nueva Zelanda también se ofrecieron ayer a recibir a parte de los pasajeros del barco. Noruega condicionó su oferta a que Australia permita el desembarco en territorio australiano. Sea cual fuere el desenlace de la crisis del Tampa, ha puesto de manifiesto 'la necesidad de buscar soluciones a largo plazo para el problema de las personas que se juegan la vida en un intento deseperado de huir de la guerra y de la miseria. Hay que analizar las causas profundas de su huida, que son políticas y también económicas', declaró ayer Zekrya.
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