El Gobierno concienciará a los jóvenes sobre el uso de las energías alternativas

Iñaki Bóveda, técnico de Energías Renovables del EVE y responsable del proyecto de instalación de los paneles solares en los centros de Secundaria, confía en materializar la iniciativa este año o a comienzos del próximo. Según Bóveda, estas instalaciones propiciarán que se desarrolle más el conocimiento y la inquietud por la energía solar y así que los ciudadanos se decidan por apostar por ella. 'Colocando los paneles en los colegios se logra divulgar más ampliamente los beneficios de la energía solar que si se ponen en cualquier otro sitio', explica el técnico.

'No sólo se monta la instalación, sino que también se colocarán en los pasillos del centro paneles divulgativos explicando cuestiones como qué es una placa solar, cuánta energía está produciendo esa instalación, qué beneficio tiene sobre el medio ambiente la energía que produce o a cuántas familias podría abastecerse de energía eléctrica con lo que esa instalación está produciendo', añade.

Ello conllevaría que los alumnos se impliquen en el proyecto, tomando contacto por primera vez con este tipo de instalaciones. 'Hacerlo en los colegios e institutos tiene un efecto publicitario multiplicador', según el responsable del proyecto. 'En un instituto puede haber hasta 500 estudiantes, es decir, 500 personas que van a poder transmitir esa experiencia al resto de la sociedad de una manera más rápida que montando algo parecido en un ayuntamiento, que al final queda en el tejado y nadie la ve', resalta.

Inversión de 300 millones Cada una de las placas de energía fotovoltaica que se coloquen en los colegios tendrá una potencia de cinco kilowatios y costará alrededor de seis millones de pesetas. De esta forma, la inversión final rondará los 300 millones de pesetas, cantidad que correrá a cargo del EVE y de Educación. Con el número de horas de sol que se registran por término medio en Euskadi, estos paneles producen energía por valor de 400.000 pesetas anuales, algo así como unos 6.000 kw/hora al año. Teniendo en cuenta que una persona consume unos mil kw/hora por año, cada una de las 50 placas podría asumir el consumo anual doméstico de seis personas.

La filosofía no es la del autoconsumo, sino más bien la de que cada instituto venda a la red eléctrica lo que produzca. Cuando la energía solar ha sido transformada, ésta puede utilizarse para el consumo de los usuarios de los paneles (lo que suelen hacer los ciudadanos en los núcleos rurales) o inyectarla a la red eléctrica convencional. Los usuarios pueden vender parte de la energía solar que producen a las compañías eléctricas. El EVE precisa que una vez traspasada a la red eléctrica, probablemente sea el propio centro quien más energía de la que ha producido vaya a consumir, ya que ésta se quedará en el entorno de donde se genera.

La falta de regulación legal es una de las circunstancias que ha mantenido paralizado este mercado. El Gobierno central aprobó el año pasado una normativa que aclara el panorama y es desde entonces cuando se están moviendo los usuarios que desean conectar sus paneles a la red. En el año 2000, el EVE subvencionó 19 de estas instalaciones. Una vez puesto en marcha el proyecto en los colegios, el EVE pretende extender la experiencia a los centros de Infantil y Primaria.