La Ertzaintza atribuye nueve asesinatos y 30 atentados al 'comando Buruntza'
La Ertzaintza les atribuye las muertes de Jáuregui, Korta e Indiano, entre otras
Las investigaciones han servido para confirmar que la Ertzaintza ha asestado un más que contundente golpe a la estructura de ETA desarticulando su célula más activa, autora de la mayor parte -cerca del 70%- de los atentados cometidos en Guipúzcoa desde la ruptura de la tregua en diciembre de 1999. Por el momento, la policía vasca considera al comando Buruntza autor de una treintena de atentados con granadas y explosivos -que hirieron a 18 personas- y nueve asesinatos, según adelantó ayer la agencia Vasco Press y confirmaron a este periódico fuentes policiales. Pero la cifra puede aumentar según avance la investigación. De hecho, faltan por aclarar los atentados que costaron la vida al subteniente del ejército Francisco Casanova en Berriozar (Navarra), el concejal socialista Froilán Elespe en Lasarte (Guipúzcoa) y al edil de UPN en Leiza José Javier Múgica.
Landaburu: 'Lo más importante es que se han evitado nuevos sustos, atentados y muertos'
Todos los demás asesinatos cometidos en Guipúzcoa desde el fin de la tregua -salvo el del columnista José Luis López de Lacalle, perpetrado por el también desarticulado comando Ttotto- llevan el sello del Buruntza. Los activistas emprendieron su carrera criminal el 29 de julio de 2000 en Tolosa. Ese día mataron a tiros al ex gobernador civil de Guipúzcoa, el socialista Juan María Jáuregui. El 8 de agosto, colocaban un coche bomba en Zumaia, que acabó con la vida del presidente de la patronal provincial Adegi, José María Korta. El 29 de ese mismo mes actuaron de nuevo contra el PP: acribillaron a tiros en Zumárraga a su concejal Manuel Indiano.
El comando no volvió a matar hasta comienzos de 2001, pero tampoco se mantuvo inactivo. El 16 de septiembre de 2000 trató sin éxito de atentar contra los Reyes durante la inauguración del museo Chillida-Leku en Hernani. La policía vasca localizó en un monte las granadas que pretendían lanzar durante el acto, al que también asistió el canciller alemán, Gerhard Schroeder.
Los activistas diversificaron sus acciones y un mes más tarde enviaron a José María Muguruza, decano del Colegio de Abogados de Guipúzcoa y directivo del Banco Guipúzcoano y de El Diario Vasco, una carta-bomba que levantó sus sospechas y fue desactivada. Tampoco lograron asesinar el 11 de noviembre en San Sebastián a los periodistas Aurora Intxausti, de EL PAÍS, y Juan Francisco Palomo, de Antena 3, y a su hijo al fallar el artefacto que habían escondido en una maceta ante su domicilio.
También falló el atentado contra la cúpula del PP vasco en Zarautz el 9 de enero pasado. Los etarras ocultaron una bomba en el cementerio de dicha localidad, donde los populares recordaban al asesinado edil José Luis Caso.
La lista de atentados es larga e igualmente sangrienta en 2001. El comando desarticulado mató el 26 de enero en San Sebastián con una bomba lapa al cocinero Ramón Díez García y el 21 de febrero hizo estallar un coche bomba en el apeadero del barrio de Martutene al paso del concejal socialista de Ordizia Iñaki Dubreuil. El edil resultó herido, pero en el atentado fallecieron Josu Leonet y José Ángel Santos, trabajadores de la empresa Electra.
El mismo grupo contactó días después con el comando Gaua -formado por activistas legales-. Ambos prepararon el atentado que costó la vida del ertzaina Iñaki Totorika en Hernani. Los activistas del Buruntza consiguieron escapar entonces. No así los del Gaua, que fueron detenidos esa misma noche por la policía vasca. Meses después, el 24 de mayo, el grupo ahora desmantelado asesinaba a tiros al director financiero de El Diario Vasco, Santiago Oleaga. El 14 de julio cometió el último atentado mortal que se le conoce: el del subcomisario e de la Ertzaintza Mikel Uribe en Leaburu.
Las investigaciones han servido para esclarecer también otras acciones de ETA en Guipúzcoa, entre ellas, el atentado perpetrado el 15 de mayo contra el periodista Gorka Landaburu con un paquete-bomba. La explosión del artefacto causó graves heridas al informador en cara, ojos y manos. Landaburu, aún convaleciente, expresó ayer su satisfacción por la detención del comando. 'Lo más importante es que se han evitado nuevos sustos, atentados y muertos', dijo.
Cinco de los ocho detenidos -los supuestos liberados Santiago Vicente Aragón y Xabier Makazaga y los legales Ibon Etxezarreta, Luis María Carrasco y Oskarbi Jáuregui- pasarán hoy a disposición de la Audiencia Nacional. Javier Unanue y Miren Alaitz Intxausti, también arrestados, fueron puestos ayer en libertad, al igual que Susana López, liberada el jueves.
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