¿Dónde están los golpistas?

El acercamiento de posiciones entre los vencedores y los vencidos del 91 explica por qué hoy casi todos ellos, desde el general Valentín Varénnikov hasta Mijaíl Gorbachov, se encuentran a gusto con la política de consolidación del Estado del presidente Vladímir Putin.

A Varénnikov, veterano de la Segunda Guerra Mundial, de Afganistán, Angola y otras guerras, la elección de Putin le parece lo más positivo que ha sucedido en estos 10 años. El presidente le ha convocado en varias ocasiones, le ha invitado a viajar con él a provincias y lo ha incluido en un consejo de ayuda social a las familias de militares. Putin también ha tenido deferencias para con Vladímir Kriuchkov, su antiguo jefe.

De los golpistas sólo el ex secretario del Comité Central Oleg Shenin se mantiene en la oposición de izquierda radical, al frente de una asociación de partidos comunistas de las repúblicas ex soviéticas. Shenin, que va de vacaciones a Corea del Norte, rechaza la vía parlamentaria y cree que fue una equivocación no 'eliminar a Gorbachov en primer lugar'.

Los golpistas del pasado son hoy personajes respetados con su lugar en la sociedad. El comunista Anatoli Lukiánov es presidente del comité de Legislación de la Duma y en sus horas libres se dedica a la poesía y a coleccionar voces de poetas; el ex presidente del Gobierno soviético, Valentín Pávlov, es vicepresidente de la Asociación Libre de Economistas Rusos. En su céntrico despacho moscovita, me asegura que el error de Gorbachov fue el no haber efectuado la reforma de la estructura de precios prevista en los años ochenta por miedo a revueltas populares.

Yázov, que se mantiene vinculado al Ministerio de Defensa, estuvo en la delegación oficial que recibió a Kim Jong-Il en Moscú en calidad de amigo del difunto padre del líder norcoreano, y Baklánov es miembro de la directiva de la Academia de Cosmonáutica.