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Sin luz, en un país de calidad

Cuando en 1999 Endesa unificó en la misma compañía (Enher-Fecsa) las tres históricas distribuidoras y productoras de energía catalanas (Enher, Hidruña y Fecsa) conseguía el cuasimonopolio de la actuación eléctrica en Cataluña (el 95%). Eso sí, en manos privadas. Su presidente, Juan Rosell (a la vez presidente de la patronal Fomento del Trabajo Nacional), dirige un consejo de una filial de Endesa, con lo que las grandes decisiones inversoras dependen del todopoderoso consejo de esta empresa, presidido por Rodolfo Martín Villa. Los cuatro años en los que CiU fue decisiva para el Gobierno de Aznar apenas sirvieron para que Rafael Español y Joan Hortalà, hombres próximos a Jordi Pujol y a CiU, se incorporasen a los consejos de Endesa y Enher-Fecsa, respectivamente. Esa influencia no resolvió el déficit inversor de la única compañía que opera en Cataluña y que supone una de las principales vías de ingreso para Endesa.

Fundada en 1951 con los restos de La Canadiense, Fecsa pagó una tremenda indigestión de créditos para financiar la energía nuclear, con una suspensión de pagos en febrero de 1987. Tras un periodo incierto, sus inversiones se paralizaron tratando de salvar la compañía. La capacidad inversora no recuperó el tono hasta mediados de la década de 1990.

Fueron los años en los que se implicaba a Fecsa en el inicio de diferentes incendios. En algunos casos -como en el que se produjo en Subirats (Alt Penedès)- llegó a ser condenada.

A partir de 1989, Cataluña registró fuertes aumentos del consumo neto de electricidad. El de España había sido durante años uno de los más bajos de la UE. La demanda de mayor potencia eléctrica causó jaque mate a la red de alta tensión de Fecsa. Las soluciones originaron un enfrentamiento abierto con diversos alcaldes y movimientos como la Coordinadora Antilínea de Les Gavarres.

Tras los problemas con las líneas llegaron los apagones e incluso a recibir multas por ellos. Endesa, que no informa de sus ganancias en Cataluña, se vio obligada a hacer público que invertiría 14.680 millones en el primer semestre de 2001 'sólo en Cataluña'. El problema es que sólo Enher-Fecsa sabe si con esos millones se ha puesto un parche o un remedio de futuro.

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