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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Bochorno

Me dirijo al diario EL PAÍS como madrileño de nacimiento que ha vivido en esta ciudad toda su vida, por la cual siento un gran cariño y orgullo de pertenecer a ella.

Hace varios meses que asistí al espectáculo bochornoso de que, con motivo de la candidatura para el Madrid olímpico del año 2012, se eligiera para representar a esta ciudad, ante tan importante acontecimiento, un logotipo del señor Mariscal que personalmente creo que no representa a nada ni a nadie, ya que me niego a creer que mi ciudad pueda estar simbolizada ante todo el mundo por una especie de churro tumbado.

Por si no hubiéramos tenido suficiente, y ante las protestas de la ciudadanía, el señor Mariscal se toma un tiempo de reflexión y nos sorprende con un nuevo engendro. En esta ocasión recupera el churro de la discordia y lo coloca en otra posición, pasando a ser ahora un churro empinado. Ante tal alarde de imaginación e inventiva, se decide premiarle con cuatro millones de pesetas.

Me pregunto cómo es posible que hayamos llegado hasta el extremo de premiar la obra de un autor por el renombre que éste tiene, sin importarnos la calidad estética de la obra en sí. Me horroriza el contemplar cómo se puede llegar hasta destrozar el patrimonio histórico -véase el cubo de Moneo adosado a la iglesia de los Jerónimos- sin que nadie pueda hacer nada y que asistamos impotentes ante tales aberraciones estéticas.

Hace unas semanas que me decidí a presentar un escrito al alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, adjuntándole un logotipo que creo más acorde con una representación digna de nuestra ciudad. El señor alcalde, muy amablemente, me contestó y me dijo que lo trasladaría a la Fundación Nuevo Siglo, que es la que ha organizado el concurso.

Hasta la fecha no he recibido ninguna contestación de dicha fundación, y me temo que no la voy a recibir. Como le reiteraba al señor alcalde, no me mueve ningún afán económico al respecto, y en el caso de que decidieran compensarme por la utilización del logotipo, ésta iría a parar íntegramente a la ONG a la que pertenezco, Confraternidad Carcelaria, cuya misión es llevar el evangelio a las cárceles.

Me permito hacerle un serio llamamiento para que se impida que a Madrid se la conozca en todo el mundo como la ciudad del 'churro empinado'.

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