Gérard Mortier dirige su último Salzburgo

Salzburgo se prepara para vivir el último festival dirigido por el polémico Gérard Mortier (Gante, Bélgica, 1944), que se despide el próximo septiembre tras 10 años en la dirección. Desde hoy y hasta el 31 de agosto, se ofrecerán 200 funciones de ópera, conciertos y teatro en la ciudad mozartiana. 'Nunca preparé un festival con tantas ganas como éste', ha comentado Mortier. Amante de la controversia, espera que sobre todo levanten mucho revuelo las nuevas puestas en escena de El murciélago, de Johann Strauss, y Ariadna en Naxos, de Richard Strauss. Ambas obras, en su opinión, son parodia de la actual situación política de Austria y del mismísimo Festival de Salzburgo.

Gérard Mortier nunca ocultó su aversión contra el espíritu conservador y hermético de la ciudad alpina. En sus últimas declaraciones a la prensa, reiteró que Salzburgo es comparable 'a Disneylandia', 'una burbuja aislada de la realidad', donde únicamente gobiernan 'la Iglesia, los pequeños comerciantes, los hoteleros y los taxistas'.

A pesar de la falta de mutua simpatía, la Administración de Salzburgo, con los votos de los socialdemócratas y conservadores, decidió el pasado día 17 condecorar a Mortier con el Anillo de Honor de la ciudad de Salzburgo. Irritado, el vicealcalde de Salzburgo, Siegfried Mitterdorfer, del Partido Liberal (FPÖ) del derechista Jörg Haider, protestó señalando que Mortier insultó a Salzburgo y se comportó 'como un soldado de las fuerzas de ocupación de los aliados, con mentalidad de reeducador'.

A partir de septiembre, además de disfrutar de una beca de un año en Berlín, Mortier se hará cargo de la Trienal del Ruhr hasta 2005 y será asesor en la construcción de un auditorio modular en Gante, su ciudad natal.

Mientras la mayor parte de los críticos austriacos comenta con júbilo la sustitución del incómodo director del festival por el supuestamente más conciliador Peter Ruzicka, Mortier se dispone a despedirse de su público de incógnito, enmascarado sobre el escenario en la última función de El murciélago, el próximo 31 de agosto.

Junto al repertorio tradicional, se podrán ver dos óperas del siglo XX: Lady Macbeth de Mensk, de Shostakóvich, y Jenufa, de Janácek, dirigida por John Eliot Gardiner con las voces de Hildegard Behrens y de Karita Mattila. Esta obra 'trata de gente que por buenos motivos hace lo erróneo y se ve obligada a soportar las consecuencias', resume el director de escena, Bob Swain, cineasta estadounidense residente en París, que experimenta por primera vez con el género operístico.

En sus programas de concierto, Salzburgo dedica este año un homenaje al pianista Alfred Brendel en su 70º aniversario, con un espectáculo muy original en el que Brendel recitará textos propios mientras se presentan composiciones de Kurtág y de Ligeti. Además, el virtuoso solista interpretará música de Beethoven, Schönberg y Mahler en una serie de conciertos de la Filarmónica de Viena dirigida por Simon Rattle. Otros conciertos filarmónicos estarán dirigidos por Pierre Boulez y por Riccardo Muti, mientras que en una serie titulada Orquestas invitadas se lucirán Lorin Maazel, John Eliot Gardiner, Dennis Russell Davies, Daniel Harding, Claudio Abbado y Franz Welser-Möst.

Salzburgo es también meca para los entendidos en teatro y literatura. Siete veladas estarán dedicadas a la literatura húngara con la presencia de los autores Péter Esterházy, Imre Kertesz y Peter Nadas. El escritor austriaco Christoph Ransmayr dará a conocer en teatro su obra La invisible, y el director catalán Calixto Bieito participará en el festival el día 28 con la tragedia de Macbeth de Shakespeare, en la localidad de Hallein, sobre un escenario construido en una antigua salina.