Mejorar la autoestima es la mejor defensa ante el 'burnout'
Entre el 20 y el 25% de los profesores de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) en el País Vasco padece lo que se conoce como síndrome de burnout o del quemado, que se desencadena cuando el estrés se prolonga en el tiempo sin esperanza de solución. Este es la conclusión del trabajo realizado por los profesores de la Universidad de Deusto Esther Calvete y Aurelio Villa sobre el síndrome del quemado en profesores de ESO.
Este síndrome puede llegar a ser un factor de riesgo en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y depresiones. Es propio de las profesiones de ayuda, como profesores, educadores sociales y médicos, en las que el ambiente de trabajo se desarrolla en continua interacción con otras personas y suele haber bastante tensión emocional y excesivo esfuerzo por el trato continuado y exhaustivo con los demás. Su primer síntoma es el agotamiento emocional.Los auores del estudio consideran que 'debajo' del alto porcentaje de bajas en el profesorado, con una medía de duración de 48 días, está el síndrome del quemado. Por ello, Calvete y Villa han desarrollado un programa de prevención del estrés para profesores de ESO.
La existencia de centros masificados, la burocracia excesiva, las nuevas exigencias profesionales, el escaso reconocimiento social, la precariedad, la baja motivación en los alumnos, lo que requiere el esfuerzo continuo por parte del profesor en interesarles y estimularles, y la falta de disciplina de los escolares son las principales causas que provocan la aparición de estrés. Hoy en día, por ejemplo, cada vez son más frecuentes los casos de amenazas y agresiones por parte de los alumnos, circunstancia que se ha agudizado tras alargar hasta los 16 años la enseñanza obligatoria, con lo que se incluyen alumnos que están deseando terminar los estudios porque no encuentran ningún aliciente en ellos.
Cuando el estrés se prolonga en el tiempo, aparece el agotamiento emocional (fatiga ante la perspectiva de afrontar una nueva jornada de trabajo), la despersonalización (actitud fría e impersonal hacia los alumnos) .
En su programa de prevención, los profesores Calvete y Villa incluyen el entrenamiento de la relajación, la mejora del autoconcepto y la práctica de habilidades de comunicación y resolución de conflictos. Según el estudio, los docentes que tienen unas creencias positivas acerca de su propia valía profesional, de sus relaciones con los alumnos y del proceso educativo tienden a mostrar una mayor satisfacción con su trabajo y no desarrollan los síntomas de estrés.
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