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Washington espera que Moscú levante su oposición a la 'guerra espacial'

La cuarta prueba de interceptación en pleno vuelo de un misil balístico que el Pentágono se disponía a efectuar en la madrugada, de hoy (hora española) es 'un desafío técnico comparable a alcanzar una bala con otra bala', dijo anoche el general Ronald Kadish. Este general, jefe de la Organización de Defensa contra Misiles Balísticos del Pentágono, no arriesgó mucho cuando afirmó que las posibilidades de éxito del cuarto ensayo eran 'del 50%'. De los tres anteriores, realizados bajo la presidencia de Bill Clinton, sólo uno triunfó y los otros dos fracasaron.

Mientras el Pentágono ultimaba los detalles de su doble lanzamiento, con el mismo espíritu concienzudo que aplica la NASA, Colin Powell, el rostro amable del Gobierno de George Bush en oposición al halcón Donald Rumsfeld, secretario de Defensa, quiso tranquilizar al mundo. En una entrevista a The Washington Post, Powell afirmó que Bush y él desean alcanzar un acuerdo con Rusia sobre el espinoso asunto de la construcción por parte de EE UU de un escudo antimisiles. Ese acuerdo permitiría a Washington seguir adelante con sus planes sin necesidad de abandonar el tratado ABM suscrito en 1972 con la Unión Soviética.

La próxima semana, Powell se verá en Roma con su homólogo ruso, Ígor Ivanov, y Bush se entrevistará en Génova con Vladímir Putin. Les pedirán que Rusia levante su oposición al escudo norteamericano y acepte compartir una filosofía de 'transparencia y asociación de actividades' en materia de 'defensa estratégica y no proliferación de armamentos'. Washington está dispuesto a comprar armas rusas y cooperar en el desarrollo por parte de Moscú de su propia defensa contra misiles de largo alcance.

Escudo rudimentario

Entretanto, Bush sigue adelante. Esta semana anunció que acelera los planes para que EE UU se dote antes del año 2005 de una versión rudimentaria del escudo. Esta versión integraría sistemas de interceptación por tierra, mar y aire, y dejaría abiertas las puertas a incorporar en el futuro acciones desde el espacio. Un primer paso es la construcción, a partir del próximo mes, de una base de pruebas en Fort Greely, en Alaska. Bush también ha dado instrucciones a su diplomacia para que se prepare para una violación por parte de EE UU del tratado ABM en los próximos meses.

El ensayo que se ultimaba anoche consiste en el lanzamiento desde el atolón de Kwajalein, en las islas Marshall, en el océano Pacífico, de un misil de interceptación cargado con lo que los militares estadounidenses llaman un Kill Vehicle. La misión del Kill Vehicle es destruir en pleno vuelo un falso misil atacante lanzado 10 minutos antes desde la base área de Vandenberg, en California. El misil agresivo, un Minuteman II balístico, no contendrá carga explosiva. La distancia entre los dos puntos de lanzamiento es de 7.600 kilómetros. Esta prueba, como las anteriores, cuesta unos 100 millones de dólares (20.000 millones de pesetas).

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