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Reportaje:

Posoperatorio mortal

Dos médicos procesados por la muerte de la niña Marina Ocaña, operada en el 'plan de choque', defienden su intervención

Ningún facultativo observó 'incidencias' durante las primeras 12 horas del posoperatorio. Sin embargo, una hora después de la última revisión, Marina Ocaña, de 4 años, sufrió una crisis convulsiva, entró en coma y falleció a causa de un edema cerebral. La pequeña había sido operada el 11 de abril de 1997 de amígdalas en la clínica privada Mare Nostrum de Alicante. La intervención se incluía dentro del plan de choque de la Consejería de Sanidad, consistente en desviar pacientes del sistema público a centros concertados para reducir las listas de espera.

Ayer, cuatro años y dos meses más tarde, comenzó en el Juzgado de lo Penal número 3 de Alicante el juicio por esta muerte del plan de choque, que la acusación particular imputa a 'una negligencia médica' durante el posoperatorio, derivada de un deficiente control en el suministro del suero. En la primera jornada de la vista, declararon los procesados: Alberto Dobón, médico de guardia el día de los hechos, y Ana María Maroto, jefa de planta.

Ambos facultativos defendieron su actuación. Dobón declaró que la primera vez que visitó a la pequeña fue sobre las 14 horas, una hora después de la intervención. 'Fue a requerimiento de la enfermera, que me dijo que la niña sangraba abundantemente, pero era un sangrado normal, tras este tipo de intervenciones'. 'La segunda ocasión fue sobre las 20 horas. Entonces, yo no la exploré, sino que presencié la revisión que le efectuó la jefa de planta', añadió. El facultativo señaló que la tercera vez, también a instancia de la enfermera, que vio a Marina fue sobre las 23.30 horas. 'Le hice una revisión general y su estado era normal. Estaba consciente y orientada y me respondió a las preguntas de cómo se llamaba, edad y dónde vivía', argumentó.

Tras este reconocimiento, el facultativo se retiró a descansar y sobre la 1 de la madruga asegura que recibió otro aviso. 'Llegué y la niña presentaba un estado de convulsión, que, en principio, relacioné con un ataque de epilepsia'. 'Tras la convulsión la niña entró en coma de 8 ó 9 grados, y la trasladamos al Hospital General', dijo.

El procesado reiteró que en ninguna de las tres exploraciones previas percibió ningún signo del trágico desenlace del posoperatorio y rechazó que las visitas obedecieran a llamadas de la familia. El médico también descartó que la pequeña sufriera un primera crisis convulsiva, antes de la que desembocó en el coma. Este extremo fue aportado por el letrado de la acusación particular en base a un parte de enfermería, que el facultitivo atribuyó a un error al reflejar la hora el incidente.

La jefa de planta abundó en las tesis de su colega. Ana María Maroto aseguró que exploró a la niña sobre las 20 horas. 'A requerimiento de la madre, la exploré y estaba normal'.

En cuanto al suministro del suero la jefa de planta señaló que se 'actuó conforme a lo pautado por el anestesista'. El abogado de la acusación esgrimió otro parte según el cual a partir de las 15 horas, la pequeña era tolerante a la toma de líquidos fríos y, por tanto, recomendable la retirada de la fluidoterapia. La doctora precisó este punto: 'Ese horario es una previsión, pero la niña no presentaba una tolerancia activa total cuando yo la visité [las 20 horas]. En este caso no sólo es necesario, sino aconsejable mantener el suero'.

Los padres de Marina Ocaña, que hoy prestarán declaración, mantienen posturas contrarias a las de los médicos.

La acusación particular solicita dos años de prisión para los procesados por un homicido imprudente y 50 millones de indemnización. Esta parte ha pedido que se declare responsable civil subisidiaria a Sanidad, 'porque la clínica Mare Nostrum actuó como una extensión del sistema público'. El letrado de Sanidad pidió la anulación de la responsabilidad porque 'no hay imputado ningún funcionario ni autoridad'. El magistrado denegó la petición. El gerente de la clínica admitió que la operación se incluía en el plan de choque.

Los padres de Marina Ocaña, Michelle Gisbert y Pedro Ocaña, ayer en las puertas del juzgado de Alicante.
Los padres de Marina Ocaña, Michelle Gisbert y Pedro Ocaña, ayer en las puertas del juzgado de Alicante.OLIVARES NAVARRO

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