El Ejército británico bloquea una marcha protestante en el Ulster
La Orden de Orange se detiene al llegar al barrio católico de Portadown
La Comisión de Desfiles, encargada de autorizar estos eventos en Irlanda del Norte, ha reiterado que impedirá a la logia cruzar la polémica calle mientras ambas partes sigan negándose a resolver sus diferencias en paz.
Esta vez las fuerzas del orden optaron por no dejar ni un metro del recorrido del desfile sin cubrir. Una barricada cerraba el acceso al barrio católico de Portadown, mientras centenares de metros de alambre de espino cercaban la ruta más conflictiva de Irlanda del Norte.
Soldados y policías desplazados a la zona desde hace varios días tenían orden de contener cualquier provocación por parte de ambas comunidades, católica y protestante, así como los actos de represalia y venganza que suelen acompañar estos ataques. El resultado fue un desfile pacífico que abandonó la iglesia de Drumcree poco después de las once de la mañana y regresó sin novedad a la misma parroquia poco después. Ataviados con sus bandas y pancartas de color naranja y sus sombreros hongo negros, los miembros de la orden de Orange mantuvieron la sonrisa hasta llegar frente a la barricada levantada por el Ejército británico. Una vez allí y rodeado de simpatizantes, Nigel Dowson, secretario de la logia de Portadown, calificó de 'derrota del sistema democrático' el hecho de que sus colegas no pudieran atravesar el barrio nacionalista. Considerado parte del recorrido tradicional del desfile desde 1807, cuando no era más que una zona sin edificar, sus actuales vecinos, en su mayoría católicos, califican de provocación la pretendida presencia anual de los unionistas en la calle de Garvaghy.
'Hemos removido cielo y tierra para hallar una solución, pero tanto los vecinos como la Comisión de Desfiles han vuelto a mostrar sus prejuicios contra nuestras tradiciones', dijo Robert Saulters, gran maestre de la orden de Orange.
Pero también hubo llamamientos al orden de los propios organizadores. 'Por favor, por favor, mantengan esto pacífico', pedía Harold Gracie, un dirigente de la orden, mientras cientos de manifestantes se agrupaban a la espera de discursos junto a la alambrada de espino que les impedía el paso.
El año pasado, una marcha similar se saldó con graves incidentes y varias noches de violencia en apoyo de los orangistas, que tampoco pudieron cruzar la calle católica.
Miembros del grupo paramilitar Fuerza de Voluntarios Lealistas dispararon al aire en un saludo armado presenciado por John Adair, líder de los Luchadores por la Libertad del Ulster, que ha cumplido condena de cárcel por su participación en actos violentos.
Si bien el veto de la Comisión de Desfiles sobre el itinerario de la orden de Orange se remonta a 1998, desde 1995 los choques derivados de su presencia en Drumcree se han propagado al resto de Irlanda del Norte. Anoche, mientras la policía seguía en estado de alerta para evitar sorpresas de última hora, se preparaba en Birmingham un encuentro de políticos de Irlanda del Norte que debía abordar de nuevo el problema del decomiso de las armas de los terroristas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.