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Trimble sólo retirará su dimisión si hay acuerdo de desarme con el IRA

El ex jefe de Gobierno del Ulster admite que su estrategia es arriesgada

El Gobierno autónomo de Irlanda del Norte puede estar en funciones un máximo de seis semanas, hasta el 12 de agosto. Mientras tanto, estará dirigido de forma interina por sir Reg Empey, ministro de Economía, número dos de los moderados probritánicos y del Partido Unionista del Ulster (UUP). Menudo y discreto, Empey ha aceptado ejercer las funciones provisionales de ministro principal, pero lo hará sin disfrutar de los beneficios asociados al cargo.

El número dos del Gobierno autónomo, el republicano moderado Seamus Mallon, también ha tenido que cesar por imperativo legal. El ministro principal y su segundo son elegidos de forma conjunta en representación de cada uno de los dos bandos enfrentados: unionistas probritánicos y republicanos proirlandeses. Al igual que Empey, Mallon ejercerá de forma interina sus funciones para evitar una crisis institucional.

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Mallon, número dos del moderado partido republicano de Jon Hume, el SDLP, criticó con gran dureza la 'posesión ilegal de armas' por parte del IRA, 'que envenena cada semana el proceso de paz', y pronosticó un nuevo periodo de inestabilidad. A juicio de Mitchel McLaughlin, presidente del Sinn Fein, el brazo político del IRA, ninguna de esas dos organizaciones está poniendo en peligro el proceso de paz.

La renuncia de David Trimble tiene como objetivo presionar al Sinn Fein para que fuerce al IRA a entregar o destruir parte de su arsenal, aunque sea mediante una entrega meramente simbólica. Ayer admitió que se trata de una estrategia arriesgada, pero 'mi objetivo es que se aplique el Acuerdo , y creo que vale la pena correr un pequeño riesgo para conseguirlo'. Trimble hizo estas declaraciones en la localidad francesa de Thiepval, donde rindió homenaje a los combatientes de la 36ª División del Ulster, entre ellos su abuelo, que participaron en la batalla del Somme en 1916. Más de 5.000 soldados murieron en los dos primeros días de la batalla.

El problema de fondo del desarme de los grupos paramilitares radica en que se resolvió con una ambigua alusión a 'poner las armas fuera de uso' en el Acuerdo de Viernes Santo. El IRA considera que ha cumplido ese compromiso después de tres inspecciones independientes que certifican que las armas depositadas en ciertos escondites secretos no han sido utilizadas. Pero los unionistas exigen su entrega física o su destrucción.

El primer acuerdo sobre desarme establecía mayo de 2000 como fecha límite para llevarlo a cabo, pero el límite fue extendido luego a junio de 2001. Un tope que se cumplió a medianoche del domingo sin que ambas partes se pongan de acuerdo sobre su cumplimiento.

El general canadiense John de Chastelain, que preside la comisión internacional encargada de controlar el desarme, entregó ayer su informe final sobre el asunto a los Gobiernos de Irlanda y del Reino Unido. El texto, que será difundido hoy, se espera que reconozca que no ha habido 'una verdadera' entrega o destrucción de armamento, aunque se han seguido manteniendo contactos con los grupos paramilitares.

A partir de esas conclusiones y de la dimisión de Trimble, se abre ahora una nueva ronda de negociaciones con el triple objetivo de conseguir un tercer acuerdo sobre desarme, reforma de la policía y retirada parcial de las tropas británicas. Si las negociaciones fructifican, volverá lo que ya es normalidad institucional. Si persiste el desacuerdo, las alternativas son anticipar las elecciones o suspender por segunda vez la autonomía.

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