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Cataluña ahorraría 4.000 millones al año sólo con cambiar el alumbrado

Los técnicos se inclinan por perfeccionar los sistemas antes que por construir nuevas líneas

Estos datos vienen a terciar en la polémica que se arrastra desde que Fecsa anunció la posibilidad de efectuar cortes en el suministro eléctrico de la Costa Brava este verano por la existencia de picos de consumo, concentrados entre el 15 de julio y el 15 de agosto. En estas fechas, según la empresa, la demanda eléctrica supera la potencia de transporte de las dos líneas que suministran electricidad a la zona.

Ante este panorama, la Asociación de Naturalistas de Girona (ANG) ha irrumpido en el debate proponiendo el desarrollo de medidas de ahorro. Esta entidad sostiene que, adoptando acciones centradas en la sustitución de las bombillas de mercurio por las de sodio en el alumbrado público podrían ahorrarse 17 megavatios, que serían suficientes para paliar la mayor parte de los problemas de suministro en el área.

El ahorro se produce porque las bombillas de vapor de sodio gastan el 40% menos que las de vapor de mercurio. La ANG centró sus cálculos en el alumbrado porque es una de las fuentes principales de gasto energético entre las 21.00 y las 23.00, el periodo fatídico del día en el que Fecsa cree que podrían producirse cortes de fluido.

Lluís Ferrero extiende las posibilidades de mejorar la eficiencia a toda Cataluña, donde este experto afirma que hay una potencia instalada en alumbrado público de 200 megavatios, con un consumo anual de 760 gigavatios por hora, lo cual comporta una factura de 12.000 millones de pesetas. Ferrero sostiene que si se aumentara el porcentaje de bombillas de sodio del 40% actual hasta el 80%, el consumo disminuiría hasta 608 gigavatios por hora. Si, además, se introdujeran sistemas eficientes en el alumbrado -reducción del nivel de luz en horas de poca utilización, ajustar las horas de funcionamiento al estrictamente necesario-, el consumo podría situarse en 500 gigavatios y la potencia instalada se reduciría hasta 140 megavatios, con un ahorro de 260 gigavatios y de 60 megavatios en potencia. Ferrero destaca que este ahorro es muy importante: '60 megavatios equivalen a la suma de las potencias instaladas en los pantanos de La Baells, Sau, Boadella, El Pasteral, Montesquiu y otras instalaciones'.

Estimación compartida

Estas estimaciones son compartidas por otros expertos; por ejemplo, por Ramón Sanmartín, profesor de la Escuela de Ingenieros de la UPC y autor del mapa de la contaminación lumínica de Cataluña. Sanmartín calcula que existe un potencial de ahorro energético muy importante, evaluado en unos 3.000 millones de pesetas y basado en otro aspecto complementario: la utilización de lámparas y reflectores que eviten la dispersión lumínica hacia el firmamento, lo cual permite disminuir la potencia de las bombillas utilizadas para obtener la misma iluminación. Este nuevo ahorro no puede sumarse directamente al anterior, pero ayudaría a incrementar el ahorro total.

Para conseguir estos ahorros debe realizarse una inversión inicial que, en el caso de la Costa Brava, los propios naturalistas cifraban en unos 1.000 millones. Se trata de inversiones amortizables en cuatro años, que pueden obtener ayudas del 50% provenientes del Instituto de Diversificación y Ahorro Energético y créditos del Instituto de Crédito Oficial a muy bajo interés. La ANG ha propuesto a la Diputación de Girona que coordine la sustitución masiva del mercurio por el sodio en la provincia.

De todas maneras, por importantes que sean estas cifras, los expertos señalan que la iluminación pública es 'uno de los servicios de menor consumo', precisa Ferrero, ya que apenas representa el 2% de los 42 billones de vatios de consumo anual en Cataluña. Estas consideraciones sobre el alumbrado ponen de manifiesto que existen posibilidades de ahorro muy importantes aún por explotar. Ferrero sostiene que 'mejorando la eficiencia en otros elementos del sistema, podría evitarse el consumo anual de algunos billones de vatios', algo necesario dadas algunas previsiones de consumo que podrían situar la demanda energética en el año 2010 sobre 60 billones de vatios, buena parte de los cuales, añade Ferrero, se derrochan por la ineficiencia de los sistemas energéticos.

Sanmartín concluye: 'El caso del alumbrado público es sólo un ejemplo. Existen muchas oportunidades de aumentar la eficiencia energética en los ámbitos industrial, comercial y doméstico. Por ello, no tiene sentido que se reclame la construcción de grandes obras, como nuevas líneas eléctricas o centrales térmicas, sin haber considerado antes todos los ahorros que se podrían realizar y que convertirían en innecesarias muchas de estas obras'.

La plaza de Sant Jaume de Barcelona, de noche e iluminada.
La plaza de Sant Jaume de Barcelona, de noche e iluminada.MARCEL.LÍ SÀENZ

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