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Implantado en EE UU un corazón mecánico totalmente autónomo

El pionero aparato, de un kilo, funciona con una pila adherida a la piel

El equipo médico de la Universidad de Louisville, en Kentucky, implantó ayer un corazón artificial completamente autónomo en un paciente terminal, lo que debería prolongar su vida en algo más de un mes. Nunca hasta ahora se había experimentado con un mecanismo que permitiera a un enfermo una total libertad de movimientos.

Nada se sabe del paciente, ni siquiera si es hombre o mujer: sólo que sigue vivo. La operación, realizada en el Hospital Judío de Louisville, duró siete horas.

Lo novedoso del experimento es que este corazón no supone solamente una solución temporal a la espera de que el paciente pueda recibir un trasplante, sino una solución en sí misma que podría sustituir al órgano que el paciente tiene enfermo.

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Gráfico animado:: El primer corazón mecánico

El presidente de la American Heart Association, David Faxon, aseguró ayer que 'éste puede ser un paso muy importante en el desarrollo de los corazones artificiales'. El mecanismo, llamado Abiocor, tiene el tamaño de un pomelo, pesa alrededor de un kilo y está hecho de titanio y plástico poliuretano. Está diseñado para encajar en la cavidad del corazón. No hay hilos ni enchufes, lo que otorga una cuasi total movilidad al paciente.

El corazón mecánico lleva un motor interno que acciona una pompa hidráulica que a su vez hace circular la sangre a un ritmo regular. Las válvulas están especialmente pensadas para evitar los posibles problemas de coagulación y ataques. Una batería portátil alimenta el artefacto a través de una bobina implantada en la piel.

'Todos los pacientes probablemente morirán con el Abiocor', dijo David Lederman, presidente de la empresa fabricante Abiomed. 'Pero hay que saberlo, con esta nueva tecnología, podremos tener fallos'. Según Abiomed, unos 100.000 estadounidense necesitarían un corazón artificial para vivir. El número anual de donantes no suele exceder los 2.000 al año. Unas 700.000 personas mueren anualmente por una dolencia cardíaca, la primera causa de fallecimiento en Estados Unidos.

En enero, el laboratorio recibió autorización de la FDA (Food and Drug Administration), el organismo federal que regula medicinas y alimentos, para empezar a experimentar con el corazón artificial en cinco pacientes en varios centros.

Mejor calidad de vida

El vicepresidente de Abiomed, John Thero, ha manifestado: 'Estamos empezando por personas que están al final de sus vidas. Nuestra meta es darles una calidad de vida razonable. El mecanismo está diseñado para durar mucho más'.

La idea de fabricar un corazón artificial empezó a trabajarse en serio hace algo más de veinte años, aunque ya se llevaron a cabo algunas pruebas limitadas en los años 50 primero en animales. En 1958 Willem Kolf y Tetsuzo Akatsu diseñaron un órgano de polivinilo que consigió prolongar la vida de un perro en 90 minutos. El mismo equipo implantó el mismo sistema, esta vez de en silicona, en 1965, en un ternero.

Pero los primeros aunque escasos éxitos llegaron mucho después. El 2 de diciembre de 1982, Barney Clark, un dentista de Seattle se convirtió en el primer paciente en recibir uno de estos artefactos, un Jarvick-7, con el que vivió 112 días. William Schroeder, un enfermo de Indiana, ostenta el record de longevidad con uno de estos mecanismos: 620 días. Murió en agosto de 1986. Los increíbles problemas técnicos que suponen estos artefactos ralentizaron el ritmo de la investigación en estos últimos años.

Un corazón artificial Abiocor, implantado en Estados Unidos.
Un corazón artificial Abiocor, implantado en Estados Unidos.EPA

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