Exceso de velocidad

La nueva Ley de Seguridad Vial que se tramita en el Congreso ha salido del embotellamiento en que se había metido y ya hay un acuerdo entre el PP y el PSOE que garantiza su aprobación tras el verano. Ambas formaciones han consensuado criterios sobre el límite a partir del cual el exceso de velocidad se convierte en falta muy grave, que era el principal obstáculo para el acuerdo. También han decidido aparcar de momento la iniciativa del carné por puntos, tantas veces anunciada como luego aplazada por la Dirección General de Tráfico.

Se retirará el carné por tres meses con dos faltas muy graves o dos graves y una muy grave. En caso de reincidencia en el plazo de dos años, la retirada será definitiva, aunque esa sanción podrá conmutarse por la de tres meses adicionales de retirada si el sancionado acepta realizar un curso de reciclaje. Esta posibilidad salva una de las objeciones que se habían planteado: la de si era justo aplicar los mismos baremos a un particular o a un conductor profesional, para quien la retirada del carné equivale a una condena al paro. Se considerará falta muy grave la conducción a velocidad que exceda la autorizada en un 50% (en carretera) y en 30 km/hora (en ciudad). Es una solución que combina los dos criterios en discusión: porcentaje o una cifra constante, como proponía CiU.

Otra novedad es la obligación de elaborar cada año, en colaboración con comunidades autónomas y ayuntamientos, un plan de seguridad vial con objetivos cuantificados en reducción de accidentes. Éstas y otras medidas merecen ser apoyadas porque España es el cuarto país europeo en índice de accidentes mortales de circulación. El 26% de ellos se debe a velocidad inadecuada. En otros países, singularmente en EE UU, el temor a las sanciones ha creado una cultura de la conducción moderada, en todos los sentidos. En comparación con las medidas que se toman para evitar otras desgracias, resultan modestas las que tienden a reducir esa sangría terrible que cada año cuesta la vida a 5.000 españoles (y a unos 50.000 ciudadanos de la UE). Un estudio de la Universidad de Valencia ofrecía hace dos años este dato estremecedor: el número de personas fallecidas en el mundo por accidentes de circulación a lo largo del siglo XX equivale a la población actual de España.