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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La Bolsa estornuda

El ministro de Economía de Argentina, Domingo Cavallo, ha remitido una nueva 'carta abierta a los mercados' y los destinatarios se han echado a temblar. España, con importantes intereses en ese país, lo acusa en mayor medida. Es una nueva forma de exposición al riesgo a la que tendremos que acostumbrarnos. Los beneficios que las empresas y los bancos españoles obtienen en otros países han de compensarse con esa contaminación adversa que ejerce cualquier episodio generador de inestabilidad potencial en la zona.

Argentina dispone, de hecho, de la misma moneda que EE UU, pero su riesgo es tratado por los mercados financieros como el de una economía emergente con serios problemas de solvencia y de insostenibilidad del tipo de cambio. Mientras su principal socio comercial, Brasil, ha visto depreciarse el real más de un 40%, el peso se acompasa a la apreciación del dólar sin las mejoras de productividad de la economía norteamericana y con la consiguiente merma de su capacidad competitiva. El peor de los cuadros. A las medidas iniciales de penalización arancelaria de las importaciones y el estímulo de las exportaciones se añade ahora un nuevo paquete, del que sobresale la aplicación de tipos de cambio diferenciados.

A las exportaciones se les aplicará un reembolso ajustable (los denominados 'reintegros'), resultante de computar la diferencia entre el actual tipo de cambio -el fijo unitario entre el peso y el dólar- y el resultante de la cesta integrada por el dólar y el euro al 50%, en los términos que preveía la reformada Ley de Convertibilidad. Esa diferencia será la penalización que reciban las importaciones. En consecuencia, esa diferencia fluctuará según la cotización diaria del dólar frente al euro. Cuanto mayor sea la depreciación del euro, mayor la ventaja para los exportadores y la desventaja para los importadores, y viceversa, todo ello sujeto a unos límites y con la exclusión de las exportaciones de crudo.

Lo relevante por el momento es esa percepción que han tenido los mercados de este paquete de medidas. Escepticismo, en el mejor de los casos, y razonable desconfianza, en muchos otros. Una forma de mentalización hacia lo que para muchos es un primer paso hacia la necesaria, pero difícil de aplicar, devaluación de la moneda argentina. El riesgo de que la credibilidad del superministro se deteriore es elevado, y con ello, la proximidad de las salidas más extremas: la devaluación o la reestructuración de la deuda, o ambas cosas. La Bolsa española, nuevamente, se ha hecho rápidamente eco de esos posibles desenlaces.

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