El sector exige responsabilidades
La confirmación oficial de un brote de peste porcina clásica en la granja de Soses (Segrià) fue recibida ayer con gran preocupación entre los productores de porcino de Lleida -la provincia con la mayor concentración de granjas de España- por las consecuencias económicas que comportará la declaración oficial de la epidemia.
El sacrificio de animales, el cierre temporal de explotaciones y la suspensión de las exportaciones será otro golpe duro para un sector que estaba atravesando un buen momento tras superar la grave crisis de 1997.
Los ganaderos no se explican todavía cómo ha podido rebrotar la peste en Lleida tres años después de haberse declarado el último foco y cuando más rigurosos eran los controles sobre los movimientos pecuarios.
Los responsables del porcino del sindicato Unió de Pagesos (UP) pidieron ayer un estudio epidemiológico para determinar el origen de la infección y poder exigir responsabilidades a quien corresponda. 'El virus no surge de forma espontánea, ha tenido que llegar de algún lugar', dijo ayer Josep Puigpelat.
El coordinador general de UP, Joan Caball, calificó de 'inadmisible' que hace dos semanas pudiera llegar a Cataluña un cargamento de lechones procedentes de Holanda, cuando la normativa prohibía importar animales de países que han tenido algún foco de fiebre aftosa. 'La Administración debería haber prohibido que el camión que transportaba los cerdos cruzara la frontera', denunció Caball.
UP ha pedido a la Generalitat que extreme los controles de seguridad y de vigilancia para evitar la propagación de la peste, 'desplegando todos los medios técnicos y humanos a su alcance' para impedir el movimiento de animales de las granjas de la zona afectada.
Asimismo, reclama a la Administración que habilite partidas económicas para atajar la epidemia en el menor tiempo posible e indemnizar a los ganaderos por los sacrificios y por el periodo improductivo de sus explotaciones.
El sindicato considera que las indemnizaciones son básicas para que los ganaderos se comporten de una forma responsable y no tengan la tentación de importar ganado de zonas con problemas sanitarios. Caball hizo un llamamiento al sector para que apueste de una vez por un modelo de ganadería más familiar, basado en los ciclos cerrados de producción, sin depender de las importaciones, cuyo riesgo es mayor.
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