'Las africanas no sienten la ablación como un trauma'
Berhane Ras-Work (Gonder, Etiopia, 1939), presidenta del comité interafricano sobre prácticas tradicionales que afectan a la salud de las mujeres y los niños (IAC), nació en un continente donde la mutilación genital es una práctica generalizada. Existe en 28 países y afecta a 130 millones de mujeres. El peso de la tradición hace que quienes la sufren no la sientan como un trauma. 'Se sienten más queridas después de la ablación', dice. Sólo quienes como ella han estudiado luchan por su erradicación. Ras-Work participó en un foro sobre mujeres, derechos y pobreza en San Sebastián.
Pregunta. ¿Cuáles son las prácticas de mutilación genital más tradicionales?
Respuesta. Hay tres tipos de mutilación genital. La infibulación o circuncisión faraónica, que consiste en cortar la vulva en dos y luego coserla; la escisión o clitoridectomía, o, lo que es lo mismo, el corte del clítoris, o la circuncisión sunna, en la que sólo se corta la cabeza del clítoris.
P. ¿Cómo se explican estas prácticas?
R. En África se cree que la infibulación, que reduce el deseo sexual de la mujer, garantiza que llegue virgen al matrimonio y favorece su fertilidad. Pero además hay razones de pureza, de religión. Y las propias mujeres piensan que si no son mutiladas tendrán rasgos masculinos.
P. ¿Nadie, al margen de organizaciones como la suya, se rebela contra esto?
R. No se percibe el daño. Argumentan que es bueno porque lo dicta la tradición, es algo natural para ellos.
P. Entonces, tampoco tiene consecuencias psicológicas...
R. No. Si vives en una sociedad en la que las mutilaciones son aceptadas como una norma, te sientes mejor después de ella. No es un trauma, todo lo contrario. Muchas piensan que así los hombres las querrán más. Sólo las que estudian cuestionan estas prácticas. Pero son las menos, porque en Etiopía, por ejemplo, el 80% de las mujeres no salen de casa.
P. ¿Qué hacen los gobiernos africanos?
R. Sólo siete de los 28 países donde se practican las mutilaciones tienen legislación sobre esta cuestión. Pero no disponen de mecanismos de control.
P. ¿Están haciendo algo por la educación?
R. Muy poco. El Gobierno de Etiopía destina el dinero para el rearme. La guerra, que duró 10 años ya acabó, pero siguen comprando armas e invirtiendo en el ejército.
P. ¿Ante esto, qué queda?
R. Nosotros, el IAC, tratamos de movilizar y hacer grandes programas para la juventud, ofrecemos alternativas a las mujeres que se ganan la vida practicando las mutilaciones, hablamos con los líderes religiosos, los legisladores o los medios. Pero también de otras cuestiones, como los matrimonios tempranos. Muchos padres casan a sus hijas a los siete u ocho años para relacionarse con hombres ricos o por razones políticas.
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