Las universidades valencianas solicitan 32.030 plazas al ministerio pese a la caída de matrícula

La planificación universitaria del próximo curso está, pues, prácticamente cerrada a tenor de la última propuesta cerrada presentada por el ministerio a las comisiones Académica (integrada por los rectores) y de Coordinación y Planificación (conformada por los responsables universitarios autonómicos y los grupos parlamentarios). La primera conclusión, a la vista de las propuestas aceptadas en el documento del Consejo de Universidades confirma que la oferta de plazas nuevas dirigida a los alumnos procedentes de Secundaria que superen la selectividad, Formación Profesional y los que acceden a la universidad mediante las pruebas de acceso a mayores de 25 años tendrán plaza asegurada.

La segunda, según confirma el Instituto de Robótica que analiza año con año la matrícula real en las universidades valencianas, es que la matrícula cayó el año pasado un 10% y es previsible que vuelva a repetirse. Por tanto, a priori, la oferta de 32.000 plazas para el curso 2001-2002, prácticamente igual que la del año anterior, es vista con preocupación ante la previsión de que vuelvan a quedar vacías unas 3.000 plazas, fundamentalmente en ciertas ingenierías como agrónomos, filologías y varias titulaciones del área de humanidades.

A falta de que el ministerio y las universidades introduzcan mecanismos de corrección, las universidades valencianas ofrecerán por separado un número similar de plazas al ofrecido el curso anterior. La Universidad de Alicante, que es la que más ha notado el efecto de una quinta universidad en Elche, ha eliminado las cuotas en todas las filologías y en geografía, pero mantiene prácticamente la misma oferta en el resto de carreras, ofreciendo 7.079 plazas. Ha aumentado sobre todo la oferta de carreras de ciclo corto (diplomaturas e ingenierías técnicas) que tendrán 160 plazas más, y ha recortado la oferta en varias licenciaturas e ingenierías superiores en más de 300 plazas.

Este esquema se reproduce, en general, en el resto de universidades, excepto en la Politécnica de Valencia [la única universidad donde, prácticamente, la oferta y la demanda tienen una compatibilidad superior al 98%]. Las universidades más jóvenes, y también las más pequeñas, la Jaume I de Castellón con un década de funcionamiento y la Miguel Hernández de Elche, con su quinto curso en marcha, revelan procesos de consolidación muy dispares. La Jaume I, que ofrecerá 3.250 plazas (30 menos que el año anterior), hace una clara apuesta por consolidar una oferta muy orientada hacia las carreras tecnológicas compenetradas con su sector industrial, e imprime racionalidad a las áreas de humanidades y ciencias jurídicas y económicas. Todo ello en un sólo campus.

En el caso de la Miguel Hernández, que está vertebrada en cinco campus y que el año pasado sólo cubrió el 68% de las plazas de nueva oferta y vivió procesos muy traumáticos en algunas licenciaturas que tuvieron dificultad para crear un grupo de alumnos, se ha procurado reducir la oferta de plazas en algunas titulaciones, ofreciendo un total de 3.175 plazas nuevas (unas 370 menos que la anterior) y aplicando el sistema de eliminar límites y números clausus para facilitar el acceso y evitar que un virtual vacío en ciertas carreras afecte al conjunto de la universidad.

La Universidad de Valencia, la más compleja por su tamaño y arraigo con cerca de 60.000 estudiantes, mantiene la oferta en 11.930 plazas, pero también ha optado por reducir ligeramente (300 plazas) en varias licenciaturas de letras y aumentar 250 en diplomaturas de mayor salida laboral.