El Gobierno ignora la magnitud de la crisis de las 'vacas locas'

Los españoles volverán a familiarizarse con el aluvión de casos de vacas locas a partir de julio. 'Volveremos a los cinco positivos de cada miércoles', vaticina un dirigente ganadero. 'Nadie me arrancará una cifra', advierte Carlos Escribano, director general de Ganadería, 'pero lo mejor es saber lo que nos espera, subirán los casos y eso es lo deseable'. Escribano confirma que, a fecha de hoy, 'el tamaño de la muestra no nos permite saber la magnitud del problema. Esperamos tener respuestas en noviembre'.

Tras unos meses de enorme tensión, en España se había instalado un ambiente de calma desde el mes de marzo: el número de casos ha bajado de forma sorprendente y el consumo de vacuno se ha recuperado hasta acercarse al 80% del nivel considerado normal en estas fechas. La situación refleja una serie de paradojas de difícil explicación estadística, puesto que los expertos sostienen que, una vez detectada la enfermedad, el número de casos positivos suele crecer durante los primeros cuatro o cinco años. Y en España estaba sucediendo justo lo contrario: crecía el número de controles y se generalizaba en todas las comunidades y, sin embargo, bajaba el número de positivos. De un índice de un positivo por cada 1.000 controles registrado en febrero se ha bajado a un 0,4 al finalizar mayo. La inflexión se produjo en marzo: febrero se cerró con 20 casos, marzo bajó hasta los seis, el mismo número registrado en abril, para descender aún más en mayo, que sólo ha registrado un positivo. La paradoja es mayor si se examina el caso de Galicia: desde el 28 de marzo no se registra ningún positivo en esta comunidad, donde hasta esa fecha se habían detectado 21 casos, el 65% del total nacional en ese momento.

Los casos han bajado de forma sorprendente, y el consumo de vacuno se ha recuperado

¿Cuáles eran las causas de este sorprendente bajón que el ministro de Agricultura, Arias Cañete, llegó a definir como 'optimización estadística'? La respuesta es sencilla: no se estaban analizando los sectores de mayor riesgo. Los controles se estaban centrando, casi exclusivamente, en animales mayores de 30 meses enviados a matadero. Apenas se le hacían análisis a las vacas muertas en las explotaciones. Luego estaba el caso de las vacas viejas enviadas a intervención para su destrucción, un mecanismo que caduca el 30 de junio. Cerca de 50.000 vacas han sido destruidas sin analizar y nadie niega que se trataba de una población de alto riesgo. 'El ganadero ha actuado por miedo y ha preferido no correr ningún riesgo. En muchos casos, ha decidido enviar sus vacas más viejas a la intervención y sólo ha llevado al matadero aquellas de las que no dudaba sobre su salud. Lo que debe tener claro el ciudadano es que esas vacas, naturalmente, no pasaban a la cadena de alimentación', reconocen los sindicatos ganaderos. La caótica política de recogida de cadáveres y enterramientos de los primeros meses ha propiciado que muchas vacas muertas en explotaciones no hayan sido examinadas. Los datos que constan en la UE hasta finales de marzo reflejan bien la situación: en España se habían analizado 53.080 vacas mayores de 30 meses enviadas a matadero (que son las aparentemente sanas y de menor riesgo) y sólo 5.932 de las fallecidas en explotaciones. A eso hay que añadir que a esa fecha 22.470 vacas (probablemente las más viejas y las sospechosas) fueron enviadas a destrucción sin análisis.

El director general de Ganadería, Carlos Escribano, quien sucedió en febrero al dimitido Quintiliano Pérez Bonilla, reconoce que la muestra obtenida en estos meses no es nada representativa. 'Llevamos ya cerca de 100.000 análisis y nos falta conocer mucho, pero esto va a cambiar a partir de julio. Mi intención es que lleguen cuanto antes los momentos duros porque es inevitable que pasemos cuatro años malos. Así que a partir de julio vamos a analizar todos los cadáveres. Entiendo que el miedo del ganadero es libre, pero todas estas prácticas lo único que han servido es para perder tiempo. Hay que localizar las vacas afectadas cuanto antes. La buena noticia para mí es que salgan muchas cuanto antes, prefiero que la bronca gorda nos llegue ahora'.

Escribano cree, sin embargo, que el sistema está ya operativo para funcionar a pleno rendimiento a partir del verano. 'Partimos de la hipótesis de que en España ha habido un tráfico de harinas contaminadas durante los años 94, 95 y 96, ha existido también un mercado negro de estas harinas. Cuán masivamente haya actuado ese mercado lo podremos contestar cuando veamos la extensión del mal. Es evidente que ha habido defectos en los programas de control de las harinas'. La previsión es alcanzar los 300.000 controles este año, lo que significará doblar el número de análisis en el segundo semestre.

La extensión de los controles irá acompañado de una medida que tranquilice al sector: cuando salga un caso positivo no será necesario sacrificar todos los animales de una explotación.