El Parlamento de Indonesia aprueba procesar al presidente Wahid
Las protestas en diferentes zonas del país provocaron un muerto y cuatro heridos
Los mayores disturbios se registraron en el este de la isla de Java, donde Wahid cuenta con el mayor respaldo por parte de agrupaciones musulmanas. En la localidad de Pasuruan, a 750 kilómetros de Yakarta, un manifestante murió y cuatro resultaron heridos en enfrentamientos con la policía. En protesta contra la moción de censura, los manifestantes lanzaron explosivos de fabricación casera y hubo zonas en que prendieron fuego a viviendas e iglesias.
En la capital, las fuerzas de seguridad consiguieron mantener el control mediante un amplio despliegue, mientras que, a unos metros del Parlamento, Wahid, con toda la calma, daba la bienvenida a varios jefes de Gobierno y de Estado en la cumbre del G-15, grupo de los países más importantes del mundo en desarrollo. En la ceremonia de apertura, ante la ilustre concurrencia, la vicepresidenta de Indonesia, Megawati Sukarnoputri, principal rival de Wahid y líder del Partido Demócrata de Indonesia (PDI), desafió a Wahid al negarse a hablar cuando éste le cedió la palabra.
La joven democracia de Indonesia atraviesa su peor momento desde su instauración, hace apenas 19 meses. En los últimos días, Wahid advirtió reiteradamente de que el país se desintegraría si era destituido, y amenazó con imponer el estado de emergencia para disolver el Parlamento. El Partido del Despertar Nacional, de Wahid, dijo que se había producido 'un golpe de Estado civil' después de que una amplia mayoría de 365 diputados contra 4 aprobase la convocatoria de una sesión especial del Parlamento, que se producirá en un plazo de dos meses, con el objetivo de destituir al presidente, que se ha negado reiteradamente a dejar el poder. Sin embargo, el presidente de la Asamblea Nacional, Akbar Tandjung, aseguró tras la votación que 'las negociaciones pueden proseguir'.
La prensa de Yakarta asegura que Wahid ha sorprendido incluso a sus benefactores, que en las primeras elecciones libres de 1999 habían confiado en él como figura reconciliadora aunque sólo obtuvo el 11% de los votos. De común acuerdo se había creído que este hombre de 60 años de edad, casi ciego, era la mejor solución para evitar el estallido de una guerra civil si Sukarnoputri asumía la presidencia.
Pero no pasaron más de 19 meses para que la grave crisis económica de Indonesia pusiera al descubierto la debilidad del primer presidente elegido democráticamente en el cuarto país más poblado del mundo. Aparte de sus seguidores musulmanes en el este de la isla de Java y parte de Sumatra, carece de apoyo entre los 201 millones de habitantes que viven repartidos en el país-archipiélago.
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