Israel amplía dos colonias con 700 viviendas
El responsable de seguridad de los asentamientos del norte muere tiroteado por palestinos
La Intifada entró ayer en su noveno mes, mientras la guerra entre colonos y activistas palestinos se radicaliza tras la muerte de dos israelíes y el anuncio por parte del Gobierno de Israel de que va a construir 713 nuevas viviendas en dos asentamientos de Cisjordania. La situación de tensión amenaza con hacer fracasar la mediación de paz de EE UU, cuyo único logro hasta ahora ha sido la convocatoria de una reunión de coordinación de los cuerpos policiales.
Gilad Zar, de 41 años, padre de ocho hijos, responsable de seguridad en los asentamientos del norte de Cisjordania, murió ayer tiroteado por francotiradores palestinos cuando circulaba en su vehículo por una carretera cerca de Nablús. Los activistas lanzaron varias ráfagas sobre su coche y después se acercaron hasta él para dispararle un tiro de gracia en la cabeza. La muerte de Zar se produce dos meses después de que resultara herido en un atentado similar, del que salvó milagrosamente la vida.
Un segundo grupo de francotiradores palestinos lanzó horas más tarde una operación similar en otra carretera del sur de Cisjordania, cerca de Hebrón, al disparar contra un turismo de matrícula israelí, matando a una mujer colona e hiriendo gravemente a otros cuatro viajeros que la acompañaban en el coche.
Las dos muertes provocaron la ira de la población de los asentamientos, algunos de los cuales se concentraron ayer ante las oficinas del jefe del Gobierno, Ariel Sharon, para exigirle el fin de la tregua con los palestinos, la lucha abierta o, en su caso, la dimisión inmediata.
En medio de la escalada de la tensión, el ministro de la Vivienda israelí, Natan Sharansky, contribuía a crispar aún más la situación al anunciar la construcción inminente de 713 nuevas viviendas en los asentamientos de Maale Adumin y Alfe Menachen, en Cisjordania, para, en su opinión, 'responder a las necesidades urgentes del crecimiento natural de la población' de los dos enclaves.
La decisión del Gobierno de Israel de ampliar estos dos asentamientos supone un desafío claro a la letra y al espíritu del informe de la Comisión Mitchell, el único instrumento de pacificación que hasta ahora dicen aceptar las dos partes, en el que se exige al Gobierno de Sharon la congelación de todas las colonias. Pero además, ayer, el Ejército israelí volvió a transgredir los principios establecidos en el informe Mitchell al actuar con dureza contra la población palestina en los frentes de Jericó, Gaza y Nablús, incidentes que se saldaron con tres muertos.
Paradójicamente, en medio de los tiroteos, Sharon aseguraba una y otra vez que la orden de alto el fuego se encuentra aún vigente y que está dispuesto a mantenerla en pie, en espera de una adhesión a la tregua del presidente palestino, Yasir Arafat.
Así las cosas, hay un serio riesgo de que fracase la mediación de paz que EEUU ha llevado a término en los últimos días a través de su embajador en Ammán, Williams Burns, y cuyo único logro tangible conseguido hasta ahora, ha sido la reunión de los jefes de seguridad de ambos bandos.
Nadie esperaba ayer que de la reunión de los responsables policiales pudieran salir decisiones que ayuden a pacificar el campo de batalla. Por su parte, Arafat se entrevistó ayer con su homólogo ruso, Vladímir Putin, en el Kremlin, durante una visita relámpago realizada a Moscú. Arafat, que también se reunió con el ministro de Exteriores, Ígor Ivanov, declaró que 'se necesitan acciones internacionales urgentes para detener la peligrosa espiral de violencia', informa Rodrigo Fernández desde Moscú. El líder palestino también habló de la necesidad de levantar 'el bloqueo económico' y de terminar 'con la escasez de alimentos y medicinas' que sufre su pueblo.
Putin -quien, antes de recibir a Arafat, mantuvo una conversación telefónica con Sharon- se lamentó de que 'la situación en Oriente Próximo esté prácticamente fuera de control'. Rusia es copatrocinadora, con Estados Unidos, del proceso de paz en Oriente Próximo, pero últimamente no desempeña un papel decisivo. Ígor Ivanov aseguró ayer que Rusia y EE UU actúan 'al unísono' para encontrar una salida a la 'complicada' situación y 'restablecer el diálogo' palestino-israelí.
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