Sin urgencia para la píldora poscoital
Algunos médicos ponen diferentes trabas para dificultar el suministro de la 'pastilla del día siguiente'
Las dificultades para hacerse con la píldora del día siguiente dependen directamente del factor suerte. Así lo demuestra la experiencia de siete mujeres que hicieron la prueba para EL PAÍS entre la noche del viernes y la mañana del sábado con el fin de comprobar la eficacia de la orden de la Junta de Andalucía para que en los centros sanitarios públicos se dispense esta píldora (NorLevo) de forma gratuita.
'Entre tú y yo: por razones de mentalidad, éste es el peor sitio al que podías haber venido a pedir la pastilla'. Así de claro advertía ayer un médico de urgencias del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla sobre las dificultades de hacerse con la píldora del día siguiente en el citado centro. La gesta costó más de cinco horas.
'Yo no sé donde compráis ahora los preservativos. Nunca se han roto tantos', dice un doctor
Poco antes de las 12.00, una joven se dirigió al mostrador de admisiones de este hospital preguntando dónde debía dirigirse para conseguir NorLevo. Allí mismo, le pidieron el DNI, la tarjeta de la Seguridad Social y algunos datos personales para abrirle un historial clínico.
Más de media hora después, la megafonía informa a la joven de que ya puede pasar a la consulta. Allí la recibe un médico de entre 55 y 60 años.
-Vienes a que te demos la pastilla esa que dicen ahora los políticos que tienen que tomarse las señoras, ¿no? ¿Qué te ha pasado?
-Ayer mantuve una relación y se rompió el preservativo.
-Yo no sé donde compráis ahora los preservativos. No digo que no me crea que a tí se te rompió, pero no sabes la de mujeres que vienen últimamente diciendo lo mismo. Nunca se han roto tantos.
Después de asegurar a la joven que le recetará la pastilla, le informa de que primero debe someterse a un test de gestación para comprobar que no existe embarazo de una relación previa. Una vez hecho, la recibe otro médico que es el que advierte de las trabas que existen en este hospial para conseguir el medicamento.
Le avisa de que los resultados del análisis tardarán unas dos horas y le informa de que la píldora poscoital sólo debe considerarse una solución excepcional y que 'no se conocen sus efectos a la larga'. 'Pero si la necesitas otra vez', concluye, 'vete a planificación familiar o al Hospital Macarena, que será más rápido'.
A las 16.30, tres horas y media después del test, llegan los resultados y la joven vuelve a entrar en la consulta, donde le preguntan nuevos datos personales y clínicos para rellenar un impreso encabezado con el epígrafe Administración de NorLevo. A pesar de ello, en el momento de cumplimentar la receta, la médico consulta a una compañera.
-¿Cómo se llama la píldora que damos aquí?
-NorLevo.
-¿Con b o con v?
Después informa a la joven de que en unos minutos llegará la supervisora con las pastillas. Ahora sí, más de cinco horas después de llegar al centro sanitario, otra médico da a firmar a la paciente los formularios definitivos y le entrega la caja con las dos pastillas.
El Virgen del Rocío de Sevilla, el mayor hospital de Andalucía, es el único que ha obligado a someterse a un test de gestación antes de entregar el medicamento. Pero no es el único que ha puesto dificultades. En Málaga, por ejemplo, la redactora-paciente tuvo que acudir hasta a tres centros sanitarios.
Primer intento. Viernes, 20.30. Centro de Urgencias de Puerta Blanca. En admisión se registra nombre, dirección, edad y problema de la paciente. No han recibido la píldora, así que el médico rápidamente extiende la receta: NorLevo. La paciente tendrá que pagarla de su bolsillo. Añade que si no quiere gastarse las 3.191 pesetas que cuesta, puede probar en el hospital Materno.
Segundo intento. Una hora más tarde. Urgencias de San José Obrero. La paciente ni siquiera pasa del mostrador de entrada porque el administrativo aclara que allí no tienen ni la píldora nueva, ni la vieja (Neogynona). La paciente insiste en que, según el SAS, en los puntos de urgencia debe estar.
-No, eso es en el Materno, en el Clínico o en planificación familiar de su centro de salud.
Tercer intento. Sábado, 9.00. Su centro de salud está de guardia. La médico se dispone a expedir la receta para que la compre de su bolsillo, convencida de que no disponen de NorLevo. Pero se le ocurre preguntar a la limpiadora si ha llegado la 'famosa píldora'. Ésta le sugiere que intente en la consulta de planificación familiar.
La médico llega con la preciada caja y confiesa emocionada:
-Es la primera que doy. Hace una semana me la pidió una joven y tuve que darle Neogynona porque no nos había llegado la nueva.
Por aquello de que es la primera que da, entra en confidencias y da su opinión personal:
-Es un engañabobos, cuesta más caro que la que siempre se ha dado y sólo sirve para una paciente, pero como está de moda... La vieja cuesta mil pesetas y sirve para tres mujeres. La sanidad pública sale perdiendo, 3.000 pesetas por paciente en vez de 300. La médico se equivoca. La píldora antigua cuesta 480 pesetas: 160 por paciente.
La periodista que hizo el experimento en Granada, también tuvo que trasladarse de un centro a otro. Y con peor suerte, porque sólo consiguió la receta que para comprar la píldora en la farmacia, porque en el Hospital Clínico San Cecilio se había agotado. Pero antes, el viernes por la noche, había acudido a un centro de urgencias, calle Gran Capitán. Después de facilitar los datos y explicar el motivo de su visita un celador, éste desaparece en busca del médico de guardia. Unos segundos más tarde, la redactora escucha un silbido procedente del pasillo de atrás. Es la curiosa forma en que el médico, de mediana edad, la llama y luego, con el dedo, le indica que se acerque a su consulta.
Una vez allí, el facultativo pregunta: '¿Qué pasa aquí?' Tras escuchar las explicaciones de la paciente, responde que él no puede darle la píldora ni facilitarle ningún tipo de escrito para que se la dispensen en la farmacia, aunque admite que disponen de ese medicamento en el mismo centro (para 'regalarlas' en las consultas de planificación familiar). Cuando la periodista decide marcharse, el médico, en tono agrio, dice: 'En este centro tenemos los problemas de la píldora, pero no tenemos la píldora'.
Esta información ha sido elaborada por Leonor García, Lola Quero, Francisco J. Román, Luis E. Siles, Carmen del Arco, Ana Torregrosa y Reyes Rincón.
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