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El Gobierno, dispuesto a apoyar cualquier proyecto industrial viable para Mecapeña

McDermott desestima finalmente la posibilidad de entrar en la firma vasca

El País

El Gobierno aseguró ayer en una nota de prensa que no va a permitir que no se aproveche la experiencia de la plantilla de Mecánica de la Peña, en situación de quiebra y abocada al cierre, anunció que apoyará a quienes presentan un proyecto industrial para la empresa. El Ejecutivo quiere dar esperanza a una plantilla de 300 trabajadores que ligó su futuro, con escaso éxito, a la venta de la pública Babcock & Wilcox a la estadounidense McDermott. Finalmente B & W cayó en manos de la alemana Babcock Borsig y se cerró una vía de esperanza.

La multinacional estadounidense McDermott, según el Departamento de Industria, contempla la posibilidad de 'reforzar determinadas operaciones comerciales' y estaría 'muy interesada' en estrechar ese tipo de relaciones con Mecánica de la Peña. McDermott, no obstante, ha informado oficialmente al Gobierno que 'por el momento' descarta la posibilidad de participar en proyectos que requieran inversión fuera de los Estados Unidos. Con ello, abandonan su intento de tomar el control de Mecánica de la Peña, cerrando la principal salida de futuro que se barajaba para la empresa vasca de bienes de equipo. Esta situación se conoce desde hace ya más de un mes y se ha mantenido en silencio, en espera de poder solucionar la situación de los trabajadores.

Industria ha recordado que siempre ha apostado por mantener la actividad industrial de las instalaciones y plantilla de Mecánica y ha insistido en que, en todo momento, 'quienes presenten un proyecto industrial encontrarán en el Gobierno la ayuda para desarrollarlo'. Así mismo, ha afirmado que no va a permitir que, si existe un proyecto de futuro, no se aproveche la experiencia de la plantilla.

Mecánica de la Peña presentó solicitud de suspensión de pagos en mayo de 1999, después de que su principal accionista, la noruega Kvaerner, se negase a inyectar más fondos. El proceso se ha transformado en una situación de insolvencia definitiva y en un proceso judicial de quiebra. Desde la suspensión de pagos, unos 150 trabajadores han abandonado la empresa, pero aún quedan 300 en activo que han consumido ya parte de su subsidio de desempleo en la regulación de empleo a la que se han visto sometidos desde hace tiempo. Unos cien empleados pueden encontrar una salida si, como parecer, los talleres de calderería se venden a algunas empresas que ya han mostrado interés. Los restantes 200 trabajadores pueden entrar en un proceso de jubilación anticipada si culminan con éxito las conversaciones iniciadas entre sindicatos y administraciones. El coste estimado de esta operación ronda los 8.000 millones de pesetas.

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