Bush pierde el control del Senado por la fuga de un republicano crítico con su conservadurismo
Jeffords 'discrepa' del presidente en temas como el aborto, el escudo antimisiles o el medio ambiente
'No puedo estar más en desacuerdo con James Jeffords', declaró ayer un muy contrariado George Bush tras hacerse oficial que el senador por Vermont deja el Partido Republicano para considerarse independiente. La decisión de Jeffords, que precisó que en adelante se alineará preferentemente con los demócratas, convierte a los correligionarios de Bill Clinton y Al Gore en el grupo mayoritario en el Senado por primera vez desde 1994, y pone en entredicho la conservadora agenda legislativa de Bush. Jeffords, de 67 años, afirmó que discrepa de Bush en 'asuntos muy fundamentales'.
Entre esos asuntos están 'la libertad de aborto, la dirección del poder judicial, los impuestos, el escudo antimisiles y el medio ambiente', según Jeffords. El senador por Vermont señaló que los detonantes de su decisión fueron el 'excesivo recorte de impuestos' y el 'insuficiente incremento del presupuesto educativo' propuestos por Bush.
El transfuguismo de parlamentarios es perfectamente legal en EE UU. Los miembros de la Cámara de Representantes y el Senado no ganan sus escaños en listas cerradas de partidos, sino dando la cara individualmente en sus respectivas circunscripciones. Su condición de demócrata o republicano es casi una mera etiqueta orientativa en los comicios. Si los ganan, el escaño es suyo y no del partido, por lo que pueden cambiar de bando en plena legislatura.
Tras la decisión de Jeffords, el Senado de EE UU cuenta con 50 demócratas, 49 republicanos y e1 independiente representante de Vermont. Los demócratas se convierten en mayoritarios en la Cámara alta, donde Tom Daschle ejercerá el liderazgo y sus correligionarios la presidencia de las comisiones. Por ejemplo, Edward Kennedy, líder del ala izquierda demócrata, pasará a presidir la Comisión de Salud, Educación, Trabajo y Pensiones. Y conservadores como Jesse Helms y Orrin Watch perderán las presidencias de comisiones tan importantes como la de Relaciones Exteriores y Asuntos Judiciales, respectivamente.
El programa legislativo de Bush queda así a merced de sus rivales políticos, como le ocurrió a Clinton en los seis últimos años de su presidencia, en los que los republicanos tuvieron la mayoría en los dos organismos del Congreso de EE UU: la Cámara de Representantes y el Senado. Las propuestas que Bush envíe al Capitolio ya no tendrían asegurada una rápida y amistosa tramitación en el Senado, aunque sí en la Cámara de Representantes, en la que los republicanos siguen manteniendo la mayoría. Afortunadamente para Bush, su principal propuesta de política interior, el recorte de impuestos, ya pasó el miércoles la prueba de fuego del Senado, que, con los votos de 50 republicanos y 12 demócratas, aprobó rebajar la presión fiscal en 1,35 billones de dólares (260.000 millones de pesetas) en los próximos 11 años. Como la mayoría republicana de la Cámara ya aprobó un recorte aún más amplio, Bush conseguirá que EE UU tenga el mayor descenso de impuestos desde 1981, en el primer año de la presidencia de Ronald Reagan.
Pero Bush tendrá que moderar y consensuar con los senadores demócratas sus otros proyectos derechistas. Entre ellos:
- Nombramiento de jueces. Bush ya no tiene garantizada la aprobación parlamentaria de los magistrados conservadores que planeaba enviar a cubrir vacantes en los tribunales federales. Los demócratas velarán para que no sean partidarios de la ilegalización del aborto.
- Reforma de la financiación electoral. Mejoran las perspectivas de que, en contra del deseo de Bush, el senador republicano John McCain consiga medidas adicionales para disminuir el poder del dólar en la política estadounidense.
- Plan energético. Se ensombrece la propuesta de Bush de afrontar la crisis energética con un incremento de la producción. Los demócratas son muy reticentes a conseguir recursos adicionales mediante nuevas plantas de carbón y nucleares, y permitiendo la explotación del gas y el petróleo de la reserva natural de Alaska.
- Privatización parcial de las pensiones de jubilación. El presidente republicano ya no tiene garantizado su objetivo de que los trabajadores jóvenes puedan invertir en Bolsa parte de sus cotizaciones al sistema público de pensiones. Esta propuesta es combatida por los demócratas, como la de que el Gobierno federal entregue cheques escolares a los padres de alumnos de colegios públicos de mala calidad.
- Escudo antimisiles. La nueva mayoría demócrata en el Senado, reforzada en este asunto por Jeffords, se lo pensará mucho antes de aprobar los incrementos en el gasto de defensa que desea Bush para construir el escudo contra misiles y dotar de los últimos avances de la alta tecnología a las Fuerzas Armadas.
Como señaló el senador republicano Nighthorse Cambell, 'el gran perdedor con la deserción de Jeffords es el Gobierno de Bush'. Y quizá el ganador sea el espíritu de compromiso predicado por todas las partes tras la larga y amarga noche electoral del pasado año.
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