Los países pobres admiten por primera vez que la corrupción les condena a la miseria
La ONU aprueba que la ayuda del mundo industrializado se brinde sin contrapartidas
'Ciertamente, la corrupción no es un problema exclusivo de los países pobres; está en todas partes, pero también es cierto que los más pobres necesitan atraer inversiones para desarrollarse y sin esas premisas lo tienen más difícil', explicó el comisario europeo de Ayuda Humanitaria, Poul Nielson, al término de la Cumbre de la ONU celebrada en Bruselas esta semana.
Sea de forma forzada o no, lo cierto es que por primera vez los 49 países más pobres del mundo (casi todos ellos en África) han admitido su responsabilidad y han evitado recurrir a la tradicional y simplista actitud de culpar a los ricos para explicar todas sus miserias.
Pero la Declaración de Bruselas incluye otras razones importantes de tanta desigualdad, pide facilitar el acceso de esos países al mercado mundial, derribando las barreras arancelarias y las cuotas que se les imponen, y señala la necesidad de aumentar la ayuda que los países más ricos aportan, intentando acercarse al viejo compromiso de dar el 0,7% del PIB (ahora, en el 0,23%), un objetivo incumplido por los países donantes.
Concesión
La única concesión de éstos ha sido la de desligar la ayuda, es decir, de no condicionar ésta a que los países receptores adquieran bienes o servicios del donante. Concesión importante que se otorga sólo a esos 49 países, que poseen una mínima capacidad comercial (sólo son el 0,4% del mercado mundial) y reciben una escasísima ayuda oficial (el 0,05% del PIB de los países donantes).
Los organizadores de la ONU acariciaban la idea de que en esta Cumbre Europeo se produjesen iniciativas innovadoras por parte de los países ricos para generar un cambio en los países pobres, pero terminó ayer sin ellas. Sólo la Unión Europea, con su iniciativa Todo Salvo Armas (que consiste en abrir los productos de estos países al mercado europeo sin aranceles ni cuotas) y con su recomendación de no aplicar las propiedad de las patentes a medicamentos esenciales en los países más necesitados, ha podido exhibir su generosidad como anfitriona.
Ni Estados Unidos ni Canadá ni Japón se sumaron a algo similar a Todo Salvo Armas, como esperaba la ONU. Por contra, esta misma semana se ha conocido el recorte de las aportaciones de Estados Unidos Unidos a la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta entidad, organizadora también del evento de Bruselas, ha expuesto la dramática situación sanitaria que viven los 49 países más pobres y que les impide salir del abismo económico. En estos países se invierten en sanidad entre 380 y 1.140 pesetas por habitante y año; una cifra ridícula comparada con las más de 100.000 pesetas que gasta España en salud pública por habitante y año.
Los observadores opinan que el reciente acuerdo surafricano con los laboratorios para bajar los precios de los fármacos va a tener un efecto dominó. Pero Nielson alerta de que ni siquiera con las medicinas gratuitas podrán salir de esta crisis los países más pobres.
En los países más pobres hay un médico por cada 40.000 habitantes, como ocurre en Etiopía. En esos países imperan enfermedades endémicas como el sida y la malaria y se registran índices de mortalidad infantil que arrasan cada año con la vida de más 10 millones de niños.
Por otra parte, en esta Cumbre se ha tratado en profundidad el problema de la deuda externa que estrangula a muchos de esos países. En Bruselas han pedido la condonación de la deuda, que asciende en total en los 49 países a 28,6 billones de pesetas. Pero no se ha consentido, aunque en su lugar el programa de acción hace votos por aliviar ese peso, especialmente cuando un país determinado sufra un desastre natural o un conflicto armado.
En general, y debido al creciente retroceso de la ayuda oficial en todo el mundo, esta Cumbre ha puesto sus esperanzas en el mercado. Se pide que la Organización Mundial del Comercio (OMC) asocie a estos países y se les dé un trato preferencial, al tiempo que se buscan fórmulas para seguir atrayendo inversiones privadas. ¿Cómo?
El fomento del turismo puede ser para muchos de estos países un salvavidas: esa tesis la ha defendido España. Como grano de arena, la aportación de la ONU ha sido lanzar una página web para que la oferta turística y comercial de estos países llegue al resto del mundo.
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