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Más de 100 entidades ecologistas convocan una marcha contra la actuación de Felip Puig

Las asociaciones critican la política medioambiental por su dependencia de intereses económicos

Con ironía, los portavoces de la Asamblea de Entidades Ecológistas de Cataluña (AEEC) agradecen a Puig su 'contribución' a revitalizar el movimiento ecologista, ya que su política ha reactivado entidades que llevaban tiempo inactivas. El portavoz de Joves en Defensa de les Terres de l'Ebre, Eugeni Villalbí, advirtió que los problemas del medio ambiente no se resuelven con contraprestaciones: 'No queremos el Plan Hidrológico y tampoco las compensaciones', dijo. 'Lo que cuenta es que CiU podía haberse opuesto al plan y no lo hizo. Queremos políticos dignos que trabajen por su territorio'.

Las entidades ecologistas se han agrupado a partir de problemáticas tan dispares como la urbanización acelerada del Pirineo, la ampliación de Baqueira, las nuevas pistas en Filià (Pallars Jussà) y el túnel de Horta. Consideran que muchos de estos proyectos cristalizan aprovechando la carencia de una planificación racional del territorio. Coinciden en que nunca como ahora los gobernantes habían hablado tanto de sostenibilidad, pero respaldan e impulsan proyectos que atentan contra ella.

Las entidades agrupadas en la AEEC quieren dejar claro que únicamente representan a la sociedad civil y que entre las 110 asociaciones no hay ni un solo partido político, de modo que no se las puede acusar de ser instrumento de nadie. Aunque algunos de sus miembros militen en partidos políticos, están en las asociaciones ecologistas a título particular.

La AEEC recrimina también a los alcaldes que mientras por una parte no paran de constituir agendas 21 y de firmar documentos como la Carta de la Tierra en Río de Janeiro, luego promueven la constante urbanización de un 'territorio tan saturado como el catalán'.

Víctor Mitjans, portavoz de la Asamblea de Entidades Ecologistas de Cataluña, califica de 'escándalo' la política energética del Gobierno catalán. Considera que es necesario desarrollar una prospectiva de futuro 'en lugar de dar carta blanca a todos los proyectos de crecimiento'. Los ecologistas matizan que no son contrarios a la energía eólica, aunque rechazan el Mapa Eólico del Gobierno catalán por su repercusión sobre espacios de interés natural.

Los convocantes de la marcha sobre Barcelona reivindican una nueva cultura del agua más solidaria y que estimule el ahorro. Abogan por la defensa de los espacios naturales frente a la presión de las inmobiliarias, y reivindican las alternativas que se están elaborando desde la sociedad civil a proyectos muy agresivos con el medio ambiente, como el trazado del AVE.

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El manifiesto critica la existencia de una política energética 'adicta al petróleo y a la energía nuclear' porque las asociaciones firmantes entienden que hipoteca espacios naturales construyendo líneas de alta tensión, centrales eólicas y térmicas sin aportar soluciones al cambio climático. También critican las infraestructuras que dan prioridad al uso del vehículo particular frente al transporte público; de ahí su oposición al túnel de Horta.

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