Investigación
Lo cierto es que mi primera intención era escribir sobre AlCaja, sus presidentes Isidoro Beneroso y López Benjumea. Se llega a una fusión sin antes tener aclaraciones suficientes y convincentes de lo denunciado por el informe del Banco de España. Tampoco se sabe el alcance de la confrontación profunda que hay en el seno de los socialistas sevillanos. Y menos aún se entiende el silencio político de la consejera de Economía, Magdalena Álvarez. Los dos presidentes, Beneroso y Benjumea, quieren ahora tender puentes con el presidente Manuel Chaves, a quien le han endilgado ser el 'artífice de la fusión'. O mucho me equivoco o los dos tienen los días contados.
Pero realmente de lo que deseaba escribir era sobre los Premios Andalucía de Investigación que anoche se entregaron en Málaga. Ya EL PAÍS, en su edición de ayer, contaba a los lectores quiénes han sido los premiados. De todos ellos, me detengo en el concedido al Parque Tecnológico de Andalucía (PTA). Quienes siguen esta columna saben que, desde hace tiempo, soy un acérrimo defensor de una de las joyas de Andalucía, no siempre valorada en los justos términos que se merece. O los aplastantes silencios sobre sus promotores, entre ellos Pedro Aparicio, el alcalde de Málaga que tuvo la visión de futuro que debe tener todo político. Y la apuesta que hizo la Universidad de Málaga para convertirse en el mejor valedor del PTA. En aquellos años muy pocas personas confiaban en su futuro. Aparicio, José Asenjo, Luciano Alonso, en Málaga, con Chaves y Jaime Montaner, hicieron una apuesta arriesgada y los frutos se llevan años recogiendo, gracias a una eficaz gestión de las estructuras y equipo que dirige Felipe Romera.
El PTA es, en España y quizás en Europa, uno de los más importantes semilleros de empresas, de investigadores, de iniciativas y fomento de la investigación que han encontrado en la Universidad de Málaga y la Junta de Andalucía una respuesta positiva, sobre todo porque en su gestión la acción partidista ha quedado cercenada desde un principio. El PTA es de todos y así debe seguir, gobierne quien gobierne. Y ahora que está en proceso de ampliación, pese a la crisis de las nuevas tecnologías, aún más.
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