Arafat llama a los palestinos a seguir con la Intifada en otro día sangriento
El Ejército mata a seis personas, entre ellas el conductor del máximo líder del movimiento Hamás
'En este día de la Nakba, el camino de la paz está muy claro: pasa por una retirada del Ejército israelí y de los colonos de las tierras árabes y palestinas hasta las fronteras de 1967 y por el retorno de todos los refugiados', afirmó ayer Arafat en un discurso enlatado difundido por radio y televisión a todo el pueblo palestino, que se concentró en calles y plazas de Cisjordania y Gaza tras haber recordado con dos o tres minutos de silencio el desastre que para ellos supuso la creación del Estado de Israel.
Las palabras de Arafat, que en aquel momento se encontraba en Egipto, fueron contestadas de manera automática desde Jerusalén por el ministro de Asuntos Exteriores israelí, Simón Peres, quien recordó en un comunicado oficial que, según los acuerdos de Oslo, 'las diferencias de opinión deben ser resueltas a través de la negociación, y no por una Intifada o terrorismo'. 'Nosotros debemos continuar construyendo puentes, y no muros de fuego y sangre', recalcó Peres en su mensaje, en el que acababa invitando a Arafat a 'sacar lecciones de la historia' y a 'volver a la mesa de negociaciones'.
El mensaje conciliador del ministro de Exteriores se contradijo, sin embargo, con la actuación del Ejército israelí, que actuó con su acostumbrada dureza contra los palestinos. Los soldados dieron muerte a seis personas y causaron decenas de heridos. Entre las víctimas mortales se encuentra el conductor del jeque islamista Ahmed Yasin, abatido desde un helicóptero mientras viajaba en su vehículo por una calle de Gaza. Un portavoz del Ejército aseguró que se trató de un contraataque, ya que éste había disparado previamente un obús de mortero contra un asentamiento judío.
En su ofensiva imparable, desencadenada hace unos diez días, el Ejército israelí penetró ayer nuevamente en la zona autónoma de Belén como represalia por los tiroteos efectuados la tarde anterior contra el asentamiento judío de Gilo, en las puertas de Jerusalén, donde resultaron heridos cuatro vecinos. Una incursión similar se produjo en los límites del municipio de Ramala, capital de la Cisjordania palestina. Los tanques israelíes penetraron en la población para apoyar a sus tropas, que se enfrentaban a tiros con las milicias palestinas. Un corresponsal de la televisión francesa fue herido por un francotirador. El ataque confirma las hipótesis sobre la creciente participación de tiradores de élite israelíes en los enfrentamientos.
La situación amenaza con empeorar después de que una mujer israelí, vecina de una colonia, fuera abatida a tiros en una carretera por la que viajaba en su vehículo cerca del valle del Jordán. Su padre resultó herido grave.
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