Expertos rechazan la separación de alumnos en Ceuta como solución

La decisión adoptada en Ceuta por el Ministerio de Educación de agrupar en varias aulas a 15 alumnos con problemas de aprendizaje y de disciplina procedentes de distintos centros es rechazada por expertos como 'solución a medio o largo plazo'. Expertos en psicología de la educación sostienen que, en cualquier caso, una medida de este tipo, aunque sea temporal, sólo se justifica si se da una circunstancia excepcional de violencia, como ha ocurrido en Ceuta.

La violencia experimentada este curso en las aulas de Ceuta -donde se registran periódicamente episodios de agresiones y amenazas de alumnos a profesores, se han abierto cerca de 3.500 expedientes disciplinarios y se ha expulsado a más de 300 alumnos de secundaria- ha llevado al ministerio a agrupar a 15 alumnos conflictivos, seleccionados por sus institutos de origen, en aulas específicas.

La profesora de Psicología de la Educación de la Universidad Complutense de Madrid Pilar Domínguez define el proyecto de Ceuta como 'una propuesta de intervención educativa dolorosa'. Domínguez cree que el objetivo último de la medida no es segregar a los alumnos, sino adaptar el currículo de la educación secundaria obligatoria a sus necesidades de aprendizaje 'hasta que puedan reintegrarse en sus centros de procedencia', matiza.

Domínguez, que instruye a profesores de Ceuta para que sepan resolver conflictos en el aula, recuerda que no es la primera vez que se aplica en España una separación de este tipo: 'Cataluña hace lo mismo hace mucho tiempo en lo que llaman aulas de la segunda oportunidad'. La especialista concluye que separar 'no es la solución ideal, ni siquiera la que desearían los profesores de Ceuta, y tampoco es una experiencia modélica, pero qué otra cosa se puede hacer con unos alumnos que año tras año no aprenden nada y además dificultan el aprendizaje de los demás'.

La catedrática de Psicología de la Educación María José Díaz-Aguado, experta en programas educativos para alumnos con problemas de integración, considera que hay que ser 'respetuoso y prudente con lo que ha pasado en Ceuta, porque la experiencia demuestra que cuando hay episodios repetidos de violencia se inicia una espiral muy difícil de detener'. Sin embargo, Díaz-Aguado descarta cualquier tipo de segregación como referencia con vistas al futuro. 'Es más difícil conseguir que los alumnos abandonen las conductas violentas cuando están separados del grupo, porque violencia y exclusión son dos caras de una misma moneda', explica.

Invertir en prevención

Díaz-Aguado recuerda que los problemas de violencia escolar no surgen de un día para otro y cree que hay que preguntarse cómo es posible que algunos alumnos lleguen a los 16 años 'sin saber multiplicar y sin respetar los valores democráticos'. La experta defiende la necesidad de invertir en prevención y asegura que hoy día 'se puede seleccionar a niños en situación de riesgo desde los tres años de edad, cuando las posibilidades de éxito son muy superiores'.

El profesor de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad Nacional de Educación a Distancia Juan Manuel Moreno cree que hay que respetar la decisión adoptada en Ceuta, porque responde a 'una situación muy dura', pero precisa: 'Una cosa es adoptar medidas excepcionales mientras se arbitran otras soluciones y otra cosa es creerse que ésa es la manera de solucionar el problema'. Moreno rechaza que medidas similares puedan solucionar los problemas de integración y advierte de que 'la salida fácil' de separar a los alumnos sólo sirve para perpetuar el problema: 'Los alumnos y sus familias seguirán buscando su identidad y su ciudadanía al margen de un sistema de educación pública que les excluye'. Para este profesor universitario, la única solución no excluyente es 'reconvertir los centros escolares para que impartan una enseñanza cada vez más sofisticada y especializada como la que demanda la sociedad'.