Gracias, Policía Municipal

Por fin he podido disfrutar de un domingo sin el ruido de los bongos aporreándome el cerebro. Conseguí tener una comida en paz, poder escuchar mi música, no ponerme de mal humor conforme iba transcurriendo la tarde, no ausentarme de casa para no sufrir el calvario de unos bongos martilleantes que desde hace varios meses han tomado la plaza de los Carros durante los domingos y fiestas de guardar.

De nada habían servido nuestras llamadas a la policía local para detener a los progres que deciden divertirse molestando al prójimo.

La sensación de desesperanza invadía a todos los vecinos, incluso a los que creemos que el progreso también implica respeto. Poner el cartel de 'se vende' y coger los bártulos como hace poco declaraba Elvira Lindo en una columna de su periódico se nos viene ocurriendo a más de uno, simplemente porque la sociedad es inmadura y las autoridades no siempre saben ponerse del lado de los ciudadanos que disfrutan sin molestar, pero sin ganas de ser molestados...

En la mañana del último domingo de abril, la policía local decidió estar presente en la plaza para que el vandalismo acústico de unos no impidiera el disfrute de los demás vecinos y ciudadanos que pasean la plaza o habitan en sus aledaños.

Quizá los agentes no lo sepan, pero todos los vecinos se lo agradecimos enormemente. No sabemos cuánto tiempo durará esta paz.

En cualquier caso, no estamos tranquilos. Las reacciones de los que no viven en la plaza, que vienen a 'disfrutar' del ruido y no lo padecen, no han estado a la altura de una sociedad cívica.

La presencia de la policía fue comparada con la vuelta a los tiempos de Franco por unos (probablemente son los progres que viven en Somosaguas, ajenos al ruido mundanal); otros increpaban a los policías porque les habían quitado el 'ambientillo' de la plaza (tampoco eran lugareños).

Mientras tanto, algunos periodistas y compañeros de otros medios de comunicación azuzaban a los allí congregados, amigos de los bongoleros, para que se enfrentaran a la policía, ¿para tener una mejor noticia que vender, quizás?

Creo que yerran quienes confunden el ocio con el incivismo, la progresía con la estupidez.